Hoy en día, «whatsapear» se ha convertido en un sinónimo de hablar, y no hay adolescente que se precie que no lo utilice. Las cifras así lo confirman: en España el 76% de los niños de 11 a 14 años utiliza habitualmente Whatsapp, desde sus propios terminales o desde los de sus padres. Pero, ¿algún niño o sus padres saben lo que hace esta aplicación con su información personal? España cuenta nada menos que con 20 millones de usuarios de WhatsApp,una cifra sin parangón con otros países. En el mundo la cifra se eleva ya a más de 300 millones de clientes, enviando mensajes, fotos, vídeos y grabaciones de voz varias veces al día. Una de las principales razones por las que niños y adolescentes piden a sus padres un teléfono móvil es precisamente para poder utilizar este sistema de mensajería instantánea.
En un principio, el hecho de que los menores de edad utilicen una aplicación móvil para mantener contacto con sus semejantes, para compartir mensajes o imágenes, o incluso para divertirse, no tiene nada de malo en sí mismo. Entonces, ¿dónde está el peligro, nos podemos preguntar los padres?
En mi opinión, WhatsApp ya no es sólo un sistema de mensajería. «Se ha convertido en una verdadera red social, según indican todos los expertos. Los adolescentes crean grupos, agregan a sus amigos e intercambian mensajes, enlaces, fotos, vídeos y archivos de voz. Muchos no encuentran la hora de apagar el terminal móvil por la noche, por si llega un último WhatsApp. Y del mismo modo, por la mañana, el ritual de levantarse implica encender el Smartphone y comprobar la llegada o no de nuevos mensajes».
Es evidente que la herramienta se puede utilizar bien, pero también se puede usar para acosar, amenazar, difundir calumnias, fotografías sin autorización, etc.... Al evidente mal uso también habría que añadir la configuración de la herramienta, que permite realizar una serie de acciones de las que algunas personas con mala intención se pueden aprovechar.
A Whatsapp no se le exigen las mismas responsabilidades que a otras redes sociales y como mínimo, debería equiparar su seguridad a estas. Pienso que el mal uso se lo damos nosotros. Reflexionemos,....¿de verdad necesitan nuestros hijos/as un móvil 3G o con wifi?...
Lo que los padres debemos saber
1. Whatsapp es una red social. «No es un simple servicio de mensajería, como así creen algunos padres. Permite hacer grupos, enviar imágenes, vídeos, links...«Ahí está el peligro: Facebook, Twitter, Tuenti... etc, están registradas como redes sociales, y por eso tienen que cumplir unas normas, ya que están supervisados por Gobiernos, la propia industria o la Unión Europea. Como Whatsapp no está considerada como red social, esto hace que esté sometida a pocas presiones y que su seguridad no sea tan precisa»
2. La edad. Según la legislación española, un niño con menos de 14 años no puede autorizar a que alguien obtenga sus datos personales. Ni puede autorizar a que se obtengan fotografías suyas. Esto sólo puede hacerse con la previa autorización de los padres. Es decir, las autorizaciones que conceden los niños menores de 14 años no son válidas… pero en Whatsapp sí, pueden tener Whatsapp porque no se les exige cumplir ningún requisito. Esto hace que al darse de alta automáticamente en la aplicación los niños proporcionen su nombre, su foto, su geolocalización... y a partir de ahí todo lo que se les ocurra compartir con sus grupos de amigos».
3. La cuestión de la inmediatez es extremadamente delicada. «En décimas de segundo se intercambian fotos, información,..... Personalmente, creo que es muy fácil que si se actúa con tanta celeridad se equivoquen y no tomen buenas decisiones. A lo mejor tienen suerte tres horas después, y piensan en las consecuencias de lo que han hecho, siendo en ocasiones, demasiado tarde.
4. ¿Qué sucede con toda esa información? ¿Qué pasa con todos esos mensajes, más privados y menos privados, que los niños se intercambian entre sí? ¿Qué sucede con las fotografías que se hacen y se envían unos a otros? ¿Alguien puede acceder a ellas? «Pues lo cierto es que no lo sabemos… una de las principales críticas sobre la seguridad de Whatsapp es precisamente el desconocimiento que se tiene sobre si la compañía guarda copias de la información enviada, dónde se alojan y qué nivel de seguridad se aplica a esa información».
5. Puede facilitar el acoso. «Por el mero hecho de que un extraño tenga tu número, tu Whatsapp le acepta, y deja expuesta tu foto de perfil». «El acosador inmediatamente puede tener demasiada información. Puede saber cómo eres físicamente, la hora a la que te conectas, y la hora de tu último mensaje», «A no ser que tengas un iphone y sepas ocultar parte de esta información, algo no imposible pero muchísimo más difícil de hacer con Android»
Consejos para padres que nos pueden ser de gran utilidad
Las recomendaciones para adultos y menores de edad que van a utilizar WhatsApp son las siguientes:
1. Para empezar, deberían actuar como si sus conversaciones fueran públicas» «De hecho, deberían actuar como si sus fotografías fueran a ser vistas por terceros a los que no conocen de nada, y como si la información que allí vuelcan fuera a salir del entorno meramente privado» «Que antes de enviar una foto determinada se pregunten qué sucedería si pierden el control de esa imagen o archivo que están enviando» «Lo mejor es que los padres enseñen a los hijos a proteger su intimidad. Que no tengan la falsa sensación de que están hablando con sus amigos, porque es muy fácil que envíen una foto al grupo y en él esté incluido un mal amigo. O que rompan con su pareja, y esta comparta conversaciones o fotos íntimas con otros gracias a un sólo toque de pantalla.
2. Informar a sus hijos de lo que supone enviar una foto que atente contra su dignidad o la de otros menores.
3. Es muy difícil que los menores que ya utilizan smartphones dejen de utilizar una aplicación que les permite comunicarse de una forma tan sencilla, inmediata y prácticamente gratuita como es Whatsapp. Por eso los padres debemos tener un papel fundamental en el buen uso de este sistema de mensajería. «Whatsapp es uno más de la familia. Está en las comidas, en las cenas... así que no podemos mirar para otro lado. Lon niños dominan a la perfección la tecnología, pero no dejan de ser eso, niños. Y estos no huelen los peligros que les acechan» ni el daño que pueden ocasionar con un mal comentario o una mentira para hacer la gracia en el grupo de amigos.
Creo que debemos ir con los tiempos y las nuevas tecnologías, pero no por ello dejar de supervisar lo que hacen nuestros hijos y el uso que hagan de esta herramienta. Al fin y al cabo, son menores de edad y nosotros somos , en menor o mayor medida, responsables de ellos y de sus actos. Fomentemos entre todos un buen uso....
Fdo: Eva María Vélez Pichardo.