Para entender el papel que Zalamea jugó en el suceso del año de los tiros es necesario retroceder un poco en el tiempo. Recordemos que Zalamea la Real fue el pueblo matriz de todos los que hoy componen la Cuenca Minera y que la segregación de las distintas poblaciones que se formaron fue consecuencia directa del crecimiento demográfico derivado de la explotación de las minas, que pertenecieron a la jurisdicción de nuestro pueblo hasta casi mediados del siglo XIX.
En 1841 se produce la emancipación de Minas de Riotinto (1) que se llevó todo el territorio del yacimiento minero y en 1885 lo hizo el actual pueblo de Nerva. Estas segregaciones fueron recibidas con cierta animadversión por parte de Zalamea porque suponían la disminución de su territorio por el que el pueblo se había visto obligado a pagar una elevada cantidad que lo endeudó durante muchos años. Por ello las clases dominantes mantenían una actitud hostil hacia lo administradores de las minas, por lo que no desaprovechaban oportunidad para enfrentarse a ellos, máxime cuando a esta circunstancia se le unió que la explotación minera supuso un golpe al poder absoluto que los terratenientes zalameños ostentaban en tanto les restaba mano de obra disponible y barata. Cuando los humos de las teleras se incrementaron como consecuencia del aumento de producción de la Compañía inglesa, los daños que originaron en los campos zalameños fueron realmente cuantiosos. Aquello fue la gota que colmó el vaso provocando que se formara la liga antihumista, presidida por don José Marín Ordóñez Rincón que era natural de Higuera de la Sierra y casado con una de las hijas de Don José Lorenzo Serrano, poderoso e influyente terrateniente de Zalamea, pueblo que se suma y encabeza este movimiento desde 1876 al tratarse del más afectado económicamente por los humos de las calcinaciones. Ambos propietarios van a liderar el movimiento de resistencia a las minas de Riotinto.
En 1841 se produce la emancipación de Minas de Riotinto (1) que se llevó todo el territorio del yacimiento minero y en 1885 lo hizo el actual pueblo de Nerva. Estas segregaciones fueron recibidas con cierta animadversión por parte de Zalamea porque suponían la disminución de su territorio por el que el pueblo se había visto obligado a pagar una elevada cantidad que lo endeudó durante muchos años. Por ello las clases dominantes mantenían una actitud hostil hacia lo administradores de las minas, por lo que no desaprovechaban oportunidad para enfrentarse a ellos, máxime cuando a esta circunstancia se le unió que la explotación minera supuso un golpe al poder absoluto que los terratenientes zalameños ostentaban en tanto les restaba mano de obra disponible y barata. Cuando los humos de las teleras se incrementaron como consecuencia del aumento de producción de la Compañía inglesa, los daños que originaron en los campos zalameños fueron realmente cuantiosos. Aquello fue la gota que colmó el vaso provocando que se formara la liga antihumista, presidida por don José Marín Ordóñez Rincón que era natural de Higuera de la Sierra y casado con una de las hijas de Don José Lorenzo Serrano, poderoso e influyente terrateniente de Zalamea, pueblo que se suma y encabeza este movimiento desde 1876 al tratarse del más afectado económicamente por los humos de las calcinaciones. Ambos propietarios van a liderar el movimiento de resistencia a las minas de Riotinto.
Cuando comienza la década de 1880, las tensiones entre propietarios agrícolas y las minas se agudizan. Los directivos de la Cia. Inglesa utilizan toda su influencia para contrarrestar la protestas que les llueven de las poblaciones de alrededor, llegando incluso a promover la publicación de un decreto que declaraba las calcinaciones al aire libre como de utilidad pública (Paradójicamente en Inglaterra las teleras llevaban prohibidas desde hacia varios años). El decreto, aunque fue aprobado por el Congreso, no logró pasar, afortunadamente, el trámite del Senado.
Por su parte los pueblos del Andévalo y la Sierra afectados por las teleras comienzan a prohibir, a nivel local, las calcinaciones en las minas de su término aunque, generalmente, la prohibición era dejada sin efecto inmediatamente por el gobernador. El Ayuntamiento de Minas de Riotinto, influido por la compañía inglesa, se niega a hacerlo. Entre tanto, ambas partes intentan defender sus respectivas posturas utilizando todos los medios a su alcance. De esta manera se llegó a principios de 1888.
(1)El Antiguo pueblo de Minas de Riotinto estaba situado al noreste del Alto de la Mesa, entre ésta y Nerva. Era conocido popularmente como la Mina Abajo. Más tarde, ya en el siglo XX, al ser absorbido por la mina sus instituciones se trasladaron a un barrio situado al Sur, conocido como “El Valle”, que es el actual pueblo de Riotinto
Por su parte los pueblos del Andévalo y la Sierra afectados por las teleras comienzan a prohibir, a nivel local, las calcinaciones en las minas de su término aunque, generalmente, la prohibición era dejada sin efecto inmediatamente por el gobernador. El Ayuntamiento de Minas de Riotinto, influido por la compañía inglesa, se niega a hacerlo. Entre tanto, ambas partes intentan defender sus respectivas posturas utilizando todos los medios a su alcance. De esta manera se llegó a principios de 1888.
(1)El Antiguo pueblo de Minas de Riotinto estaba situado al noreste del Alto de la Mesa, entre ésta y Nerva. Era conocido popularmente como la Mina Abajo. Más tarde, ya en el siglo XX, al ser absorbido por la mina sus instituciones se trasladaron a un barrio situado al Sur, conocido como “El Valle”, que es el actual pueblo de Riotinto
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Foto: D. José Lorenzo Serrano, el poderoso terrateniente de Zalamea que tanta influencia llegó a tener en la Liga Antihumista
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Manuel Domínguez Cornejo - Antonio Domínguez Pérez de Leon