viernes, 4 de noviembre de 2005

¡¡“GÜILOVI”!!

¿Güilo, qué? Parece hasta mentira que vayamos introduciendo tradiciones foráneas y vayamos olvidando las nuestras. Comprendo, pero no comparto, que salga quien diga ya está aquí el inconformista éste con la leche de las tradiciones. Pues sí, seré inconformista, pero si es@s leyeran más y criticaran menos, leerían en libros de costumbres y tradiciones de los pueblos de este país, que por ahora se llama ESPAÑA, que no estoy tan descaminado en que por ahí se conservan las tradiciones de sus pueblos y nosotros o las olvidamos o las transformamos. En fin, como no voy a hacer una apología sobre si conservar o perder, lo que durante tantos siglos se han conservado en nuestro pueblo, si quiero para dejar constancia sobre la celebración de los difuntos en Zalamea.

En Zalamea hay un cuarto en la torre al que siempre se le llamó el “de los Tosantos”, en él nos pasábamos la noche de difuntos tocando a muerto durante toda ella. Ese era el cuarto donde se iba almacenando lo poco que podíamos recoger pidiendo durante todo el mes de octubre por las casas del pueblo, con la cantinela de ¿“da usted algo para los “tosantos”?, y después de depositar su pequeña limosna de una perra gorda o una perra chica, en el acetre, nosotros asperjábamos con el “guisopo” su casa con el agua bendita. Siempre procurábamos hacerlo el sábado por la mañana cuando las mujeres estaban limpiando la casa, para así, si no nos daba nada soltándonos el “perdone usted por Dios”, nosotros la chantajeábamos diciéndole, no se preocupe que nosotros se la echamos sin limosna. A lo que ella rápidamente saltaba ante su zaguán recién “limpito” no, no me echéis agua bendita, y ahí tenéis una perra gorda. Y esa noche de difuntos la campana tañía lóbregamente durante toda la noche, entretanto nosotros nos zampábamos los “moniatos” en guiso, las batatas “asas” y lo poco que con aquellas exiguas limosnas habíamos podido agenciar.
De esas limosnas vendrán, probablemente, las golosinas que los niños ahora piden por las casas.



Inaguración del cementerio 1904

Sabían mucho de estas noches de difuntos mis amigos, algunos ya difuntos; Luis “el de la Vicentita”, José María “el Macareno”, Antonio “el Chueta”, José María “el Pollo”, Luís “el Misito”, Domingo “el de La Melchora”, y otros tantos de cuyos nombres siento no acordarme porque ¡están tan lejos en el tiempo, aunque cercanos en una memoria ya vacilante!

by Pastor, “Tosantos del 2005.