No fue la noche de ayer, unos de los días memorables que van a pasar a la historia del renovado Teatro Ruiz Tatay. Y no fue precisamente por la obra que trajo el grupo Comediantes. Muchas circunstancias pudieron influir en la jornada teatral programada, para hacer que el teatro Ruiz Tatay presentara un aspecto solitario. Ya fuera por el día desolador que se presentó ayer en Zalamea o por otros motivos de calendario, lo cierto fue que el Teatro Ruiz Tatay, mostraba a la hora del comienzo de la representación un vacío en sus gradas. Casi un cuarto de entrada vestía las butacas del amplio aforo zalameño. Parece ser que últimamante, el zalameño no se siente atraido por este tipo de manifestación artística, cuestión que debería ser objeto de análisis, para ver a que se está debiendo este retroceso de espectadores, que se ha podido comprobar en las dos últimas representaciones teatrales. La oferta existe, pero parece ser que el público zalameño, o bien se ha acomodado, o bien simplemente se reserva, para momentos más especiales, como pueden ser grandes representaciones o obras locales. El mes, ya cerca del acueducto de diciembre, también puede ser responsable de la poca asistencia. Si a esto le añadimos, el día tan desagradable, podremos encontrar algunas de las posibles causas, que hacen que el teatro, no consiga el lleno o gran entrada de otras ocasiones.
No obstante, aquellos que decideron ir al Teatro zalameño, pudieron disfrutar de una buena jornada de teatro, donde las risas se encargaron de llenar, las butacas vacías. El grupo de Francisco del Valle, puso sobre las tablas del Tatay, la comedia de Carlos Arniches, La venganza de la Petra, que tras un sencillo argumento (los recursos que utiliza una mujer guapa, ayudada por el ingenio de un padre muy singular, para recuperar a un marido casquivano y juerguista), esconde un despliegue de mecanismos típicamente arnichescos, coherentemente estructurados y que tienen como finalidad última hacer reír al espectador. En Zalamea, este grupo lo consiguió, haciendo pasar un buen rato a los espectadores, que durante casi dos horas, aceptó el reto del humor que presentaba el grupo.
Al final de la obra, amplios aplausos y el público contento por la jornada teatral.