Embrocada
su Tizona en la diestra, y
su capa envolviendo el brazo izquierdo a guisa de escudo, saltó
sobre el “capó” del coche nuestro amigo D. Lope.
-. Alto, ahí,!! de tregua al galope de estos corceles invisibles
y tenga la amabilidad de escuchar mi plática señor Maestrescuela.
Asombrado eché
mano de freno, y me
allegué
al borde de la carretera..... Se había asegurado bien el chambergo,
que con su pluma al aire habíase descolocado por la fuerza del
viento, en tanto cabalgaba en el “capó” de ese maldito vehículo
de caballos ocultos, y me apresté a escucharle.
-.
Dígame, D. Lope, ¿qué se le ofrece?
-.
Válgame Dios que hace ya demasiado tiempo que no tenemos una charla
en relación con ese que, aunque no me quieran algunos, es mi pueblo.
-.
¿Y de qué se trata?
Nos sentamos en la orilla, sobre la incipiente yerba que la fuerza
del sol estaba intentando aflorar con la fuerza de la cercana
primavera y comenzó a hablar.
-. He oído comentar a señores que pasan por aquí que en Zalamea,
para que no falte de nada tenemos un, sus mercedes le decís ocupa,
antes se decía advenedizo en casa ajena que.....
-.
¡¡Pare, pare!!, nadie puede decir que sea ni advenedizo, intruso,
extraño o foráneo, ya que no sabemos cómo entró en esa casa.
Intentaré enterarme de cómo se allegó ahí y en qué condiciones,
porque.....
-.Un
momento Maestrescuela, yo he oído que.....
-.
Le tengo dicho a Su Merced que no crea todo lo que oye, no
diga todo lo que sabes pero sí que sepas lo que dices, y te evitarás
problemas....
-.
Pero Su Señoría, Maestrescuela siempre dice cosas.....
-.
Cierto es, digo cosas que sé, pero no las digo todas, y en este caso
me guardo de definirme porque no lo conozco bien. Me enteraré y ya
hablaremos de esto y lo que haga falta ya....
-.
¿Pero si Su Señoría pasa raspajeando siempre, cómo vamos a
hablar?
-.
Cuando se le tercie, me espera fuera de su pedestal y yo me orillaré
para echar unas parrafaditas.
-.
Pero déjeme que le cuente
mi último viaje astral a su y mi pueblo. Llegueme a mi barrio, vi mi
lugar de ubicación ocupado por un bello y frondoso jardín, cuidado
por una, no menos bella, muchacha de la que su Señoría ha escrito
sus cuitas pesarosas de sufrir el robo y expolio de sus plantas.
Seguí bajando y …. caramba creí que estaba en algún
barrio de la ciudad de mi “amigo” D. Luis de Góngora y Argote
que.....
-.
¡¡Vamos
con la chacota D. Lope....!!
-.
Bueno, continúo. Veo la ermita de San Sebastián convertida, una de
sus fachadas, en calle de la Judería cordobesa o Barrio de Santa
Cruz sevillana y........
-.
¡¡Hasta
aquí...... D. Lope!!, ya hablaremos cuando haga gestiones, que será
pronto, para ver quien o quienes son los culpables de que esa ermita
esté así y ocupando toda la acera.... ya hablaremos. Hasta otro
momento.
Y partí hacia mi destino.
Pastor, Marzo del 2014.
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