jueves, 28 de octubre de 2010

Día de “El DOMUND”

Pastor, octubre del 2010
El día veinticuatro (24) del presente se celebró el día de “El Domund”. No sé si ahora se sigue celebrando como antes, y al decir antes me refiero a muchos años atrás, los niños de la foto son ahora felices sesentones, casi, o más, y estarán paseando felices a sus nietos por las calles del lugar donde tengan su residencia.

Si alguno no está entre nosotros, desde el más allá estoy seguro se estarán sonriendo y diciendo cómo ha cambiado todo. En estos actos la Escuela participaba activamente en su realización y procuraba que tuviera la máxima difusión. Eran otros tiempos en los que existían lo que se llamaban “lecciones ocasionales”, y esta era una magnífica lección ocasional en la que se reconocía la gran labor que los misioneros hacen por todo el ancho mundo. Los niños salían disfrazados, ¡¡¡y no era el “JALOGÚEI”!!! con unas huchas “arcancias” que representaban cabezas de personas de otras latitudes. ¿Sería algo así como Educación para la Ciudadanía?

Extracto un trozo de una hojita del almanaque correspondiente al día 22. “Los misioneros, movidos por su fe, ellos y ellas, hacen donación de su propia vida; a nosotros corresponde colaborar para que puedan llevar a cabo su misión de saciar la sed de Dios y el hambre de justicia”.

Y, al leer HAMBRE, no puedo por menos que recordar la cantidad de gentes que están pasando hambre, de la física y de la otra… por encontrarse en esa gran bolsa que según los políticos están mejor ahora que hace unos años. ¿Cuánta gente ve cubiertas sus necesidades físicas y morales gracias a la Iglesia? CÁRITAS le saca “las castañas del fuego” a un gobierno que, que yo sepa, todavía no ha abierto ningún comedor social, y menos en nuestra cuenca minera. Y no me vayan a argüir que ya recibe su parte de Hacienda, sepan que ese dinero es del contribuyente que ha decidido le llegue su parte…

Acompaño el justificante de un vecino de Zalamea del año 65 del siglo pasado ¿se dice así o me he pasado? Creo que es un ejemplo muy elocuente ¿verdad? Y no creáis que era una familia con un poder adquisitivo alto; Zalamea siempre se distinguió por su solidaridad con el necesitado. Ya otra vez en otro escrito lo decía, que hace muchos años en otra gran crisis que tuvo la cuenca minera, necesitados de pueblos aledaños llegaban hasta Zalamea a demandar caridad en las casas del pueblo, ya que Zalamea podía encontrar ayuda en las labores del campo, algo que hoy… nadie recurre a él, ¿qué ocurrirá cuando los “abueletes” nos “llevemos la jubilación” para disfrutarla en el cielo?