viernes, 30 de junio de 2006

Denuncian el abandono forestal de la aldea de Las Delgadas

El representante vecinal de Las Delgadas, Narciso García, aprovechó la visita que realizó el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, a la pedanía para supervisar las obras de restauración que se están realizando en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, para entregarle un escrito en el que denuncia la situación de la aldea zalameña.
Según constata Narcisco García en el documento, cuando falta algo menos de un mes para que se cumplan los dos años del fatídico incendio que arrasó la Cuenca Minera, "aún siguen sin repararse las tuberías de aguas fecales, unos 300 metros, que se quemaron, por lo que se están vertiendo los residuos en las proximidades de la aldea". Asimismo, "el Corralero barriada de esta aldea continúa sin alumbrado público por la quema de un cable de la cédula fotoeléctrica".
Asimismo, el portavoz vecinal asegura que "nuestros montes públicos –'Ejidos'–, permanencen sin los árboles adultos que el consejero Isaías Pérez Saldaña prometió, mientras que los montes públicos de El Madroño y Berrocal fueron sembrados y acondicionados de forma inmediata".
Por último, Narcisco García denuncia el abandono en el que se encuentran los alrededores de la aldea, lo que convierte al entorno de la población "en un auténtico polvorín". En este sentido, aclara que esta situación se ha producido este año como consecuencia de que el Ayuntamiento de Zalamea "no nos ha dejado actuar en la zona, amenazando con llamar a la Guardia Civil si preparábamos la zona, porque son ellos los que están llevando a cabo las actuaciones".
Sin embargo, añade en su escrito que "en el 2004 se pudo demostrar que la aldea se salvó del incendio gracias a la preparación de los montes que desde 1978 veníamos haciendo los vecinos con las quemas controladas".
Para evitar cualquier tipo de peligro a nivel forestal, el representante de los vecinos de Las Delgadas le informa al Defensor del Pueblo que "nos han negado poder disfrutar de nuestras fiestas al impedirnos realizar la tirada de cohetes; una circunstancia ésta que ya Concha Espina alude en el libro 'El metal de los muertos' y que además de no faltar nunca, jamás ha ocurrido nada que lamentar. Por ello, los vecinos de esta aldea nos preguntamos por qué no se prohibió esta práctica en 'El Romerito' de Zalamea, o en El Buitrón y en las restantes aldeas del municipio".
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