El Zalamea doblegó al Santa Olalla en su feudo (0-2) y obtiene la 3ª plaza merced al sacrificio de un plantel, que supo ponerse a la altura de un encuentro duro y difícil sobre un terreno de juego en pésimas condiciones.
En la previa del encuentro se preveía un enfrentamiento complicado frente a un rival que se situaba 3º y a dos puntos del Zalamea. El terreo de juego de Los Palomares, de cortas dimensiones y albero mal cuidado, se presentaba como un hándicap complicado para el equipo de Juanma; pero el equipo consciente de lo que se jugaba y con las ansias de conseguir tres puntos importantísimos, saltó al campo desde el principio con el mono de trabajo.
Los primeros minutos se hicieron soporíferos, con ambas escuadras haciendo un fútbol tosco y feo, lleno de interrupciones y con un balón que sobrevolaba continuamente los tejados aledaños al recinto. A pesar de el empuje local, la defensa zalameña a penas pasó apuros en la primera mitad, y Juan Centeno, que volvía a la meta en el día de ayer por enfermedad de Johnny, tan sólo tuvo que emplearse en alguna jugada a balón parado.
De partida el Zalamea tenía las bajas de Muñiz, lesionado en la espalda, y Javi con una dolencia en el pie. En punta, Portu, a falta de balones por el piso, se peleo con toda la defensa; y por bandas, Pirulo y Jairo no conseguían abrirse paso. En la medular, Migue (uno de los mejores) se multiplicaba para atajar todos los balones, Pablo caía a defender junto con la pareja de centrales y Rubén no terminaba de imponer su clase. La defensa sobrada, tanto Alex y José Javier, como Edu por la derecha y Jesús que tuvo que bailar con la más fea (el 10 de Santa Olalla) se mostraban seguros y solventes.
Con el balón por las nubes y el frío de una tarde gélida en la sierra se llegó al descanso. Había que arriesgar más.
La segunda parte arrancó sin cambios en el sistema y en el plantel. Permutas de porterías y el mismo juego; un fútbol de antaño, que creíamos olvidado ya, pero que en este tipo de campos se sigue practicando para desazón de un público que se conformaba con alentar los pelotazos y las carreras alocadas.
Sin ocasiones claras, llegamos a los últimos 20 minutos de partido, donde el Zalamea CF se dio cuenta, por fin, que era superior y que el encuentro se podía ganar. Y apareció Rubén para moverse con sentido entre líneas, a Portu le llegaban balones a la altura del pié, Jairo abrió espacios, Migue se vio liberado y trenzaba, Alex, con el balón en el piso, concedía pases a las espaldas de los defensores locales, y Pablo, con la cabeza despejada, controlaba para alojarlo en la red. Tan simple como hacer uso de la pizarra en tardes tan aciagas como la de ayer. El fútbol tiene soluciones para todo, y justo al final, cuando todo hacía prever que el “cerocismo” iba a ser el titular de un encuentro feo, el Zalamea echó mano del manual para sacar provecho en encuentros como el de ayer en Los Palomares. El Zalamea se había puesto 0-1 y Pablo se fue a la banda para celebrarlo junto con los seguidores zalameños que se habían desplazado al bonito pueblo serrano.
Con la tranquilidad que te da estar por encima en el marcador, el equipo entrenado por Juanma comenzó a crear más peligro arriba, y el segundo de la cuenta podía llegar en cualquier momento. Faltando 10 para el final, Portu cae en el área y el colegiado señala el punto de penalti para alegría de los zalameños/as que lo celebraban en la grada. Pablo, desde los once metros, rompió la red para poner el 0-2 y finiquitar un encuentro ganado desde el sufrimiento y el trabajo.