martes, 22 de septiembre de 2009

Una persona de la que sentirse orgullosa

Contaba yo con unos 14 años cuando empecé a ir a ver al Zalamea, bueno la verdad es que al principio al que iba a ver era a mi primo Jesús que por aquel entonces empezaba a jugar, y ahí sigue y espero que por algún tiempo más.Casi siempre iba con mis amigos, aunque cuando no querían ir no me importaba ir solo, yo lo único que quería era ir a ver al Zalamea, y a mi primo Jesús.

Cuando entrabas en el campo allí estaba ÉL, con sus tiras de papeletas en la mano, no pasaba una persona por la puerta a la que no le vendiera una. Con el tiempo dejé de ser un niño y aunque ÉL había dejado su puesto por algún tiempo, volvió, y ahora cada vez que entraba me exigía que pasara por taquilla o que me hiciera el carnet de socio, y me lo tuve que hacer, con tan sólo 21.

Cuando recibí ese primer carnet, que aún conservo, le faltaba la firma del presidente, y yo algo nervioso me fui para allá donde estaba y le pedí que me lo firmara, fueron las primeras palabras que intercambiaba con ÉL, aparte de un hola o un adiós. Pasados unos años tuve la suerte para mí de poder ir a ver al Zalamea tanto a los partidos de fuera como a los de casa, y viendo la afición que tenía por el equipo me propusieron que ingresara en la directiva del Zalamea C. F. que ÉL presidía, y un año después me convertí en presidente, con tan sólo 26 años. Desde el primer día ÉL me vio como el futuro presidente del Zalamea, y aunque nunca pasó por mi cabeza, así fue. Lo tomé como una gran responsabilidad y a la vez un tremendo orgullo por ÉL, que siempre confió en mí.

Tal vez vio en mí esa ilusión y esas ganas de trabajar por su Zalamea, que a él por desgracia se le estaban agotando, no porque Él quisiera. ÉL, era Severiano Muñiz Castaño, para mí fue, es y será un referente en mi vida, una persona a la que admiré y admiraré siempre, siempre fiel a sus creencias y convicciones, con un gran corazón, siempre tendré la pena de tan solo haber compartido con él un año en la directiva del Zalamea, aunque estos dos últimos años nunca perdimos el contacto, siempre que pudo iba a ver los partidos y me preguntaba sobre la marcha del equipo, seguía echando una mano cada vez que podía, nadie se lo pedía, pero él era así, siempre dispuesto, desearía haber nacido antes para haber compartido muchas más experiencias con ÉL.

Antes de que se nos fuera pudimos hacerle un pequeño homenaje, pequeño por la grandísima persona a la que se le realizaba, no se quiso mover ni un momento de su asiento hasta que finalizó, y aunque su Zalamea no ganó a él no le importó, el trofeo que quería dar era el que correspondía a su equipo, a su Zalamea.

Puedo decir que me siento muy orgulloso de haber conocido a Severiano, y desde hace unos días me falta algo en mi vida, me falta esa persona que me transmitió su amor y afición a un equipo de fútbol, a su Zalamea, nuestro Zalamea, pero también por su forma de ser, despreocupado, siempre dispuesto a ayudar a los demás, dispuesto a poner dinero de su bolsillo si hacía falta.

Desde aquí te quiero decir, Severiano, que como te prometí mientras yo pueda el Zalamea seguirá en pie, no será nada fácil, ganará o perderá, pero seguirá adelante.

Juan Domínguez Lazo