martes, 29 de septiembre de 2009

La segregación de El Campillo en 1.931. (Los villarejos no querían pertenecer a Salvochea)

La segregación de los pueblos trae añadidos largos conflictos, generados por las discrepancias de quien reivindica y quien otorga. Ya en tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera, (1923 – 1.929 la emergente Aldea de El Campillo (Término de Zalamea la Real) comienza a reivindicar la segregación para constituirse en Municipio independiente. Los rumores que llegaban a oídos de los villarejos no gustaban demasiado.

Las pretensiones del nuevo municipio, al determinar los límites de su término eran el de incluir a la Aldea de El Villar en territorio campillero. Daba la impresión de que la identidad de la Aldea fuese a mermar, y hasta decían que la propiedad de las tierras corrían un alto riesgo. Este rumor estaba basado en el jaleo que los campilleros tenían montado, invocando constantemente al Revolucionario Anarquista Fermín Salvochea. El Villar de primeros del siglo XX era para alucinar.

Los primeros rumores decían que el límite pasaba por el Cabezo de la Fuente, y que la Aldea quedaba fuera, otros aseguraban que la incluían y que la Fuente de El Villar (lugar mítico para los villarejos) se la atribuían los campilleros. Todo era un incesante bulo; pero la segregación se iba a producir en un tiempo no muy largo. Los Aldeanos villarejos, cuando recibieron las primeras noticias, inmediatamente montaron en cólera y una comisión formada por 10 hombres se personaron en el Ayuntamiento de Zalamea para mostrar al Alcalde un contundente rechazo.

En el año 1.930 ya a las puertas de la pretendida independencia Municipal, una comisión de la Aldea de El Campillo, encabezada por unos Señores llamados “Macías y el Bolero”, hacen llegar un comunicado a Juan Gómez Gómez Alcalde pedáneo de El Villar, felicitándoles y dándoles la buena nueva, de que el Nuevo Pueblo, al constituir los límites incluye a la Aldea dentro de su Término Municipal. En el mismo comunicado estos Señores le hacía saber al Pedáneo, que un grupo de Campilleros en días próximos se trasladarían a El Villar con el objeto de celebrar una asamblea informativa y explicarles a los villarejos las ventajas que iban a tener por pertenecer al nuevo pueblo.

Era verano, en esos días, los hombres de El Villar se ocupaban de la era y la trilla; la mayor tarea que tiene las faenas del campo. Los ejidos de La Aldea estaban llenos de hacinas de greña. Los hombres suspendieron por un rato la faena para recibir a la esperada Comisión Campillera. Todo el vecindario se concentró en la entrada, en lo que es hoy la antigua trinchera de la carretera. En la misma calzada los villarejos colocaron una gran barricada, con palos y piedras de forma que impidiese el acceso del vehículo que les transportaban.

Por fin a media mañana desde lejos se vio venir muy lento, un viejo camión cargado de gentes, enarbolando banderas jubilosamente y entonando cánticos. El recibimiento fue al estilo más clásico de una batalla de los tiempos Medieval. La concentración fue masiva y el rechazo contundente; se armó una gresca de gran agitación. El Villar mostró su negativa a que la Aldea quedase incluida en el Termino de El Campillo. Esta historia, cuando la contaba Ascensión Rodríguez Ramos, (que ella misma la vivió) se destrozaba de risa. En la batalla campal se arrojaron piedras, palos y otros objetos. Los Campilleros sorprendidos por el recibimiento no tuvieron más remedio que darse la vuelta y marcharse precipitadamente; los peñascazos les llovían.- Hasta los zagales y las viejas dicen arrojaban piedras.

El contundente recibimiento parece ser que causo el efecto deseado. A raíz de este incidente, el Ayuntamiento de Zalamea se tomó muy en serio la advertencia y los límites del Término se alejaron un kilómetro al Norte de El Villar.

Este incidente, creó un clima de antipatía entre las dos poblaciones. Cuando un villarejo visitaba El Campillo (Salvochea) era abucheado. En El Campillo vivía una colonia de villarejos (Timoteo Gómez, Cayetano Gómez, Simón Rodríguez, Santiago Castilla, Manuel Carrasquilla etc.) que trabajaban en la Mina de Riotinto y con ironía le decían los Campilleros: ¡Anda que como se las gastan los villarejos!- También los villarejos se burlaban de la gente de Salvochea. Decían que en el pueblo se puso de moda el nombre de Fermín y que los campilleros comenzaron a ponerles a los recién nacidos el nombre del mítico anarquista, porque el día de mañana iban a recibir una paga del sindicato CNT.

Por cierto el 22 de Agosto de 1.931 le fue concedida la independencia y adopto el nombre de Salvochea en honor al mítico revolucionario sindical. El Primer alcalde de Salvochea fue Virgilio Pernil Macías. Dicen que el Bolero repetía incesantemente: ¡Un día Vamos a darles una lección a estos aldeanos villarejos¡

Este hombre profesaba un resentimiento de venganza contra El Villar. Es cierto que luchó por la independencia de su Pueblo, pero la vida no le compensó su arduo trabajo; pocos años después, en 1.936 tristemente fue abatido a tiros por los falangistas en el campo y allí mismo fue enterrado en un paraje de la Finca Juan Palomo próximo a El Villar.

La Aldea más antigua de Zalamea, (El Villar) siempre tuvo buena relación de hermandad con el Pueblo de cabecera, y en 1.931 prefirió seguir siendo parte de su Término Municipal.

Historias de El Villar Huelva 2.003.
Emilio Gómez Calvo.