Selene no se había aun ido a dormir, y Febo empezaba a iluminar el pináculo de nuestra torre, cuando los ROMEROS empezaban a bullir por las calles del pueblo acarreando los enseres que faltaban para hacer el camino, y llevar el saludo de una Virgencita pequeña que tiene su “nido” en lo alto de una peña en lo más fragoso de sierra, la Reina de los Ángeles, a la que nos preserva de los males que nos puedan llegar por el mar, la Virgen de El Rocío. En la mente de todos estaba el nombre de aquella romera que alegraba el ánimo de todos con sus sevillanas y fandangos, y que este año ha faltado a la hora de pasar lista.
Desde su atalaya, como águila vigilante, nuestra Virgencita, esparce su mirada hacia el llano escudriñando los malos espíritus que en la amanecida aun no se hayan retirado deslumbrados por ese magnífico Sol de la sierra, y vigila a esa, hoy pequeña caravana, que serpenteando por los caminos quiere llegar una vez más a los pies de la Reina de La Rocina y presentarle sus oraciones.
................................................................
Momento muy emotivo el paso por la Parroquia y por la Ermita de La Pastora. En la primera el Sr. Párroco dirigió unas palabas de salutación y de ánimo para los peregrinos; en la Pastora, como no sé el nombre de la señorita, pondré el apodo por el que se le conoce, “Rioja”, también dirigió unas hermosas palabras en las que igual que en la parroquia se hizo alusión a una peregrina que este año hace el camino desde el Cielo, con su Zalamea, nuestra amiga Magdalena. Más tarde se le depositaron a sus plantas unos ramos de flores a esa reina del barrio, la Divina Pastora.
Las aguas del Pilar Nuevo, como si del rio Guadiamar se tratara, y así como el Jordán sirvió para el bautizo de Jesús, nuestro pilar prestó sus aguas para el bautizo de los nuevos Romeros; entre ellos una muy pequeña romera que este año hacía su segundo camino ya que el primero fue hecho en el vientre de su madre, y nada menos que desde Segovia, (seguramente su madre no se habrá enterado de las normas de los dieciséis años).
Cuando lleguen a El Rocío y se postren a sus plantas podrán decir con orgullo, aquí nos tienes un año más a traerte nuestra fe y el saludo de aquella que hemos dejado en La Peña, y que en este caminar nos ha traído bajo su manto velando por nosotros.
Rocío del 2009. Pastor.