El Zalamea salió ayer convencido de alcanzar su primera victoria, los jugadores salieron muy motivados y con ciertas dosis de entrega. Los visitantes, que esperaban un partido sencillo, se encontraron un Zalamea agresivo y contundente en defensa, montando contragolpes peligrosos con la verticalidad de sus puntas. La primera mitad fue muy atractiva para los espectadores que acudieron al Perea Anta, y el Zalamea dispuso de las ocasiones más claras del partido. Pirulo, gracias a su velocidad, se plantó dos veces delante del portero visitante, pero incomprensiblemente falló las dos ocasiones para desesperación del entrenador desde la banda. A pesar de los fallos, Pirulo siguió peleando con mucha casta todo el encuentro, nadie le puede negar la entrega que cada domingo pone sobre el albero para conseguir la ansiada victoria.
Para colmo de males, y como tantas veces ha pasado a lo largo de la temporada, en una jugada desgraciada sobre el área zalameña, donde Centeno se quedó a media salida, un balón bombeado y sin peligro se alojó en las redes locales poniendo el 0-1 (34´).
Es difícil sobreponerse a estas adversidades y más aún cuando se había hecho todo para ir por delante en el marcador. Los jugadores locales se vinieron abajo y no supieron contrarrestar en los últimos minutos el juego rival por lo que la llegada del descanso fue un bálsamo para los chavales de Juanma.
Tras el descanso, el equipo serrano intentó aguantar atrás y conservar el marcador, por lo que el Zalamea se veía impotente a la hora de crear peligro y se estrellaba una y otra vez sobre la poblada retaguardia de El Repilado. Así transcurrió buena parte del segundo periodo; pero los últimos minutos fueron mágicos y estuvieron llenos de emoción. El Zalamea a base de casta y coraje se echó arriba y encerró en el área a los visitantes, en una de esas tenía que llegar el gol del empate, y así sucedió cuando el árbitro pitó penalti en una incursión de Pirulo en el área. El bravo jugador zalameño cogió el balón y se dispuso a lanzarlo el mismo. Pero su acierto estaba gafado en la tarde de ayer, y así el meta visitante volvió a detenerle otra ocasión manifiesta de gol. Sus compañeros lo levantaron del suelo y le dieron ánimos, quedaban minutos y estaban decididos a empatar el partido. A base de empuje llegó la jugada del empate y la recompensa a tanto empuje. Fue una jugada por la banda izquierda en la que el portero no salió en su debido momento, retrocedió, resbaló e Isaac se aprovechó para remachar a las redes un balón de oro. Con apenas diez minutos para el final, el Zalamea se vino arriba y a pesar de la expulsión de Rubén, siguió atacando y a punto estuvo de darle la vuelta al partido. Al final buen sabor de boca y buenas sensaciones para que, de una vez por todas, cambien los resultados.