En todos los sitios hubo gentes ocurrentes y divertidas, con chispa, capaces de hacer reír a los demás. Esta cualidad no la exhibe cualquiera; bienaventurado el que nace con es dicho.
Este es el caso de un villarejo llamado Juan González Peña y apodado “Juanillo el de las Perdices”. Este hombre tenía un carácter chicharatero. Era cómico, bromista, burlón.- Con un don para parodiar a cualquier personaje de la época con plena finura, como un actor de teatro.
A Juanillo le tocó hacer el Servicio Militar en Valladolid, sobre el año 1.920, fue un soldado muy célebre en su Compañía. Era una persona con unas ocurrencias insólitas.- Dicen que hasta al Coronel de su Regimiento, le llegó la noticia de la gracia de este Soldado, que hacía reír a toda la tropa, de una manera fuera de lo común.
Cuando se licenció, no tomó el tren camino de El Villar (Zalamea) su tierra como sería lo normal, sino que se quedó allí callejeando en esta Ciudad Castellana varios meses, haciendo mímicas y vivía de las propinas que la gente le daba. Ya cansado de esa vida errante se puso camino de El Villar y tardó 17 días en hacer el camino andando.- A su paso por algunos pueblos mostraba su arte cómico y recogía alguna propina; con eso se sustentaba. Este hombre se afinco luego en Zalamea.
Otro villarejo notable, Demetrio Barrera González, (primo de Juan) maestro de escuela y residente en el pueblo le socorrió mucho, pero eran los llamados años del hambre 1.942. Este villarejo, cómico desconocido, murió mendigando por el pueblo.
Juanillo el de las Perdices, era muy amigo de otro cómico zalameño llamado Viriato, (a los más viejos del pueblo seguro que les suena este nombre). En sus mímicas, jamás inspiro desprecio contra nada, ni ridiculizaba a nadie.- Juanillo fue un artista anónimo y malogrado.
Huelva 2.013
Emilio Gómez Calvo