Recuerdo que me levantaba temprano para poner el cántaro en la fila de la fuente que había y hay junto a la Pastora. Yo vivía frente a ella, en el número 4, y claro, era con la sequía, a mi no me daba tiempo de ponerme al fresco como muchas vecinas.
Por la tarde, con la fresca tenía que ir al Pilar de las Indias a por el agua, eso era a mediados de los años sesenta, pero cuando era joven, una chiquilla. En mi pueblo, Gibraleón por las tardes nos poníamos a contar cuentos a la luz de la calle que había en las esquinas y también a jugar al esconder.
Cuando contábamos esos cuentos recuerdo que eran muy largos, había una vecina que no sabía leer pero ella compraba unos libros con unos cuentos preciosos, se los tenía que leer yo u otra chiquilla y ella más tarde los contaba de memoria.
Recuerdo unos cuentos de reyes y sus jardineros con las princesas. No eran cuentos de hadas.
Dolores Gonzálvez De Gracia.
Por la tarde, con la fresca tenía que ir al Pilar de las Indias a por el agua, eso era a mediados de los años sesenta, pero cuando era joven, una chiquilla. En mi pueblo, Gibraleón por las tardes nos poníamos a contar cuentos a la luz de la calle que había en las esquinas y también a jugar al esconder.
Cuando contábamos esos cuentos recuerdo que eran muy largos, había una vecina que no sabía leer pero ella compraba unos libros con unos cuentos preciosos, se los tenía que leer yo u otra chiquilla y ella más tarde los contaba de memoria.
Recuerdo unos cuentos de reyes y sus jardineros con las princesas. No eran cuentos de hadas.
Dolores Gonzálvez De Gracia.