lunes, 10 de julio de 2006

El tesoro zalameño; “el aguardiente”.

Zalamea ha sido siempre un pueblo eminentemente agrícola y ganadero aunque durante el XIX y el XX la mayor parte de la población trabajaba en la mina de Riotinto. Todo ello conformó unas tradiciones únicas. Son característicos de Zalamea La Real los famosos anisados; especialmente el conocido “aguardiente de Zalamea”.
Quizás pensemos que la fabricación del aguardiente en este pueblo arranca desde el momento en que los ingleses, con la compra de las minas de Riotinto, presencian la provincia. Pero esto no es así, puesto que tal tradición ya existía con anterioridad, como lo demuestra el hecho de que durante la guerra de la independencia española contra los franceses (1808-1814) se decía que para abastecer a las tropas francesas se fabricaba dicho manjar, como era considerado por muchos de la época y como tantos otros lo consideran hoy día. Aunque bien es cierto que tuvo su mayor momento de auge con el aumento de obreros en las minas, que antes de partir a su duro trabajo, se tomaban su “copita” como estimulante para hacerlo mas liviano, debido a la importante fuente de calorías.

También se vio que era un producto idóneo para contrarrestar la carraspera que ocasionaba el duro trabajo de las minas, y al tratarse de una zona bastante húmeda y fría, servía para mantenerse en calor en momentos inhóspitos.

Actualmente, el aguardiente alrededor del mundo es conocido a través de las más variadas expresiones y nombres, tales como “agua bendita”, “agua que los pájaros no beben”, “branquinha”, “cachaça”, “pisco”… nosotros, en nuestra tierra, basta con pedir una “manguara” para que nos sirvan una copita de tan preciada herencia.

En los tiempos que corren, la producción de tal bebida en nuestro país ha caído notablemente, ya que el gusto de los españoles esta variando. Así el aguardiente puede quedar señalado como una bebida “de viejos”.

El futuro se presenta con un público consumidor que, al igual que ha tornado el vino por la cerveza, se decanta cada vez más por otros tipos de bebidas como whisky, ginebra, ron, etc. o por bebidas espirituosas más suaves, alternativa a la que se acogen las fábricas supervivientes, elaborando licores de un sin fin de sabores y aromas captando la atención del joven consumidor.

El aguardiente de Zalamea ha alcanzado la categoría suprema otorgada por los consumidores que, espontáneamente, le han dado una Denominación de Origen que no ha sido ni solicitada ni reconocida oficialmente. No se pide el aguardiente de una fábrica o de otra, sino se exige “un zalamea” al igual que podemos pedir “un jerez” esperando el mejor vino en nuestra copa. Si Jerez equivale a vino de prestigio, Zalamea equivale al mejor aguardiente onubense.

Jabugo es universal por su jamón, y todos los jamones aspirarían a ser considerados como el de Jabugo. Zalamea es universal a su modo por su aguardiente y todos los de Huelva tienen su punto de referencia en “la tierra del aguardiente”, Zalamea La Real.
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M.Ángeles Banda