El Cautivo abrió el dintel del Templo para andar por las calles zalameñas y realizar su desfile procesional con media hora de retraso; ya que Penitencia decidió postergar la salida por temor a un posible chubasco. Una vez en la calle, la Hermandad tomó la decisión de recortar el recorrido y volver cuanto antes al interior de la Iglesia tras girar por El Caño. Los pronósticos presagiaban la llegada de otro frente lluvioso y no había que correr más riesgos innecesarios.