Con estas palabras me sorprendió D. Lope aquella mañana, en la que me encaminaba hacia El Rocío. No había hecho nada más que salir de Zalamea cuando le oí, al llegar cerca de El Tintillo, desde (me parecía) lo alto del coche.
-. Manifiéstese y no me ande con enredos y sustos que ya vamos siendo mayorcitos.
-. Hola Maestrescuela, ha madrugado usted mucho….
-. Bueno, lo justo si quiero volver para la hora de la comida…. Oiga le veo enfurruñado ¿qué le ha pasado ahora?
-. Verá, a mí nada, pero ¿ha visto, lo que ya no se puede ver, en la portera donde moro?
-. Ahora al pasar lo veremos…. A qué se refiere su señoría?
-. Vaya parando a estos caballos que no se ven, y podrá apreciar el dislate de algunos “hideputas” que hay por el mundo…
-. D. Lope modérese un poco, qué ha pasado para que se encuentre tan enfadado, además esas frases no le van a quien fue Ministro del Señor y repartió hostias… de las obleas quiero decir, no me mire así …..
-. Ahhhh!!!! porque antes de eso yo tuve mi vida ….. y usted por lo que se ve conoce bastante bien, y sabe que esa expresión era corriente.
-. Está bien, qué ha pasado ahora…
-. Pare…. Mire y dígame qué no ve.
Paré el coche al llegar a la altura de la portera de mi amigo Antonio “El Totiste”, me bajé del coche y D. Lope a mi lado me hacía gestos con la cabeza de que mirara hacia la cancela.
-. Hombre a simple vista…… cooooño, si falta el perdigón que se quedó sin collera cuando un hideputa, como dice su señoría, se la llevó. Cuanto… “eso”, que dice su señoría…. hay por el mundo. Qué ha sido ahora. Algún … “eso”, que no habría matado nada ese día se pararía a cogerlo, que manada de “esos” andan sueltos.
-. Cada vez que lo recuerdo…. El hideputa, y perdone, arrancando la figura tan bonita que me acompañaba en mis días de soledad. Era para haberlo atravesado de parte a parte con la tizona que en la mano tengo…
-. A ver,… cuénteme y sosiéguese que le va a dar algo.
-. Me encontraba ensimismado con mis recuerdos cuando alguien me tocó el hombro, me despertó de mi modorra y me indicó que mirara hacia la portera… allí estaba el….. dándole empellones a la figura para arrancarla…. Hasta que por fin la “despató” y se la llevó. Yo había sentido el ronroneo de los caballos de un artefacto de esos, pero no puse atención, seguí con mis cábalas y cabildeos hasta que me despertó, ese que le he dicho que me tocó el hombro, y vídele en su trajín destructor y ladino… Me dije ¿y cuando este señor llegue mañana, qué va a decir…?, pues no despotricó mucho, a pesar de que tanto el otro perdigón, que antes le habían robado, como este, se los había hecho su padre, tengo entendido.
-. Estaría su señoría recordando algunos lances de su pasada vida. Su señoría sabe que siempre tenemos enemigos. Gente marrullera, bellaca y truhana que te complica la vida de mala manera. Su señoría recordará la pugna que siempre tuvo con el Sr. Góngora…
-. ¡Ah! ese malandrín que…..
-. Está bien no se acalore, tampoco quiero que me vaya usted a contar el por qué compró, su señoría, la casa donde estaba viviendo el Sr. Góngora, que se tuvo que volver a su Córdoba, donde acabarían sus días. No quiero pensar que fueran enemigos tan acérrimos como para hacerse ese daño….. No, no me conteste, le he puesto este ejemplo para que pueda darse cuenta de que esto lo habrá hecho alguien que le guarde algún rencor a Antonio, que lo dudo, o a alguno de sus allegados….. En fin D. Lope, el que haya sido con su pan se lo coma. ¿Se viene su señoría a El Rocío? Y allá salimos camino de las marismas a encontrarnos con la Reina de La Rocina.
Pastor, Marzo del 2012.