Cuando mis amigos se quejan, hablando conmigo, sobre cómo se está criando la juventud ahora
– que si la música a toda pastilla en los coches, que aparcan en medio de la calle sin dejar pasar a nadie, que si el escape libre en las motos, que si van a toda pastilla por las calles… en fin un montón de quejas que siempre intento justificárselas porque son jóvenes, y de alguna manera han de divertirse los pobres, creo que no saben comprender a los jóvenes, parece que no han sido nunca jóvenes. Están hechos unos carcamales, no están hechos para este mundo. Es verdad la película que más o menos dice así, “ESTE MUNDO NO ESTÁ HECHO PARA VIEJOS”. Nosotros estamos hechos para una vida tranquila y regalada, y no son capaces de asimilar que los jóvenes disfruten “a su manera”, destrozando el mobiliario urbano, molestando (según ellos) con los botellones, asustando con el escape libre… en fin una forma (según los jóvenes) muy sana de divertirse, y yo les digo ya veremos cómo piensan cuando lleguen a nuestra edad. Además hay gente muy sana y dispuesta a luchar por el pueblo.
- Ellos (los viejos) me siguen argumentando, ¿pero para divertirse hay que destrozar las cosas?
- Hombre pues según ellos, por lo que se ve, si.
- ¿Y luego llevan en el coche la pegatina de YO AMO A ZALAMEA?
- Pues si. ¿Tú no has leído que los hombres primitivos para demostrar su amor a la pareja la molían a palos? Pues ahí está, entre más que destrozan y molestan más aman a Zalamea. Lo malo será que como no van a dejar títere con cabeza sus descendientes no tendrán manera de amar a Zalamea.
- El otro día vi en el Pilar de Las Indias, dentro, unos pedruscos enormes arrancados de la pared, me imagino, ¿eso es amor a las cosas de Zalamea? ¿No se hubieran divertido más con las chicas, que a lo mejor estaban con ellos?
- Serían piedrecillas que los niños que van a por agua, con sus madres, se entretienen en tirar para “cortar” el agua.
- ¿Y no se dan cuenta que todo eso lo pagamos entre todos, incluidos sus padres? - A lo mejor no saben que esos impuestos que pagan sus padres y ellos con el sello del coche, por ejemplo, los pagan porque forman parte del Ayuntamiento.
- Pues alguien debiera de decírselo.
- Eso ya es otro cantar. Ahí ya no entro.
- En otros lugares tengo entendido que se lo dicen con unos papelitos que llaman multas, y que si ellos no pueden pagarlas se las endosan a sus padres.
- ¿Y qué culpa tienen sus padres de lo que hacen sus hijos cuando están fuera de casa?
- Hombre algo tendrán que ver. - Pues si, pero…
- Pero qué…
- Pues que a lo peor están hasta los “c… ordones”, porque no pueden hacer carrera de ellos, ya que como son mayores, se independizan porque están trabajando y llevando un jornal a su casa, se levantan antes que el padre para ir al “curro” y éste no los ve… pues eso, ¿qué culpa tiene el padre?
- Vale pero, te voy a contar lo que me ocurrió el otro día con el destrozo que hicieron en el Paseo Redondo (y que ya está arreglado) y saca conclusiones. Pasaba yo por la callejilla de D. Rafael y me cayó muy cerca un ladrillo de los que forman la balaustrada, (ya había media balaustrada en la calleja), cuando veo a un niño que se entretenía en tirarlas a la calleja, no le dije nada, tan sólo me puse a tirar a los arriates, que por cierto estaban ya sin flores, los trozos de balaustrada caídos para cuando vinieran a repararla. En esto se asoma una señora, que no sé si era la madre, y tan sólo me dijo ¡a ver si le vas a dar al niño! Y se quedó tan pancha. ¿Te das cuenta cómo los padres tienen parte de culpa?
- En este caso sí, pero ten en cuenta que ella lo ha parido y lo quiere más que nadie. Y si no pregunta a los maestros.
- ¡En fin que tú justificas lo que pasa!
- ¡Hombre…! Si quieres ir con los tiempos… Aplícate esta frase, SI QUIERES VIVIR FELIZ, COMO DICES, NO ANALICES. ¿Después de escribir esto no creen que el título hubiera sido mejor DIALOGO DE ABUELETES ¿CON LA TORTA? Pero todo es verdad.
– que si la música a toda pastilla en los coches, que aparcan en medio de la calle sin dejar pasar a nadie, que si el escape libre en las motos, que si van a toda pastilla por las calles… en fin un montón de quejas que siempre intento justificárselas porque son jóvenes, y de alguna manera han de divertirse los pobres, creo que no saben comprender a los jóvenes, parece que no han sido nunca jóvenes. Están hechos unos carcamales, no están hechos para este mundo. Es verdad la película que más o menos dice así, “ESTE MUNDO NO ESTÁ HECHO PARA VIEJOS”. Nosotros estamos hechos para una vida tranquila y regalada, y no son capaces de asimilar que los jóvenes disfruten “a su manera”, destrozando el mobiliario urbano, molestando (según ellos) con los botellones, asustando con el escape libre… en fin una forma (según los jóvenes) muy sana de divertirse, y yo les digo ya veremos cómo piensan cuando lleguen a nuestra edad. Además hay gente muy sana y dispuesta a luchar por el pueblo.
- Ellos (los viejos) me siguen argumentando, ¿pero para divertirse hay que destrozar las cosas?
- Hombre pues según ellos, por lo que se ve, si.
- ¿Y luego llevan en el coche la pegatina de YO AMO A ZALAMEA?
- Pues si. ¿Tú no has leído que los hombres primitivos para demostrar su amor a la pareja la molían a palos? Pues ahí está, entre más que destrozan y molestan más aman a Zalamea. Lo malo será que como no van a dejar títere con cabeza sus descendientes no tendrán manera de amar a Zalamea.
- El otro día vi en el Pilar de Las Indias, dentro, unos pedruscos enormes arrancados de la pared, me imagino, ¿eso es amor a las cosas de Zalamea? ¿No se hubieran divertido más con las chicas, que a lo mejor estaban con ellos?
- Serían piedrecillas que los niños que van a por agua, con sus madres, se entretienen en tirar para “cortar” el agua.
- ¿Y no se dan cuenta que todo eso lo pagamos entre todos, incluidos sus padres? - A lo mejor no saben que esos impuestos que pagan sus padres y ellos con el sello del coche, por ejemplo, los pagan porque forman parte del Ayuntamiento.
- Pues alguien debiera de decírselo.
- Eso ya es otro cantar. Ahí ya no entro.
- En otros lugares tengo entendido que se lo dicen con unos papelitos que llaman multas, y que si ellos no pueden pagarlas se las endosan a sus padres.
- ¿Y qué culpa tienen sus padres de lo que hacen sus hijos cuando están fuera de casa?
- Hombre algo tendrán que ver. - Pues si, pero…
- Pero qué…
- Pues que a lo peor están hasta los “c… ordones”, porque no pueden hacer carrera de ellos, ya que como son mayores, se independizan porque están trabajando y llevando un jornal a su casa, se levantan antes que el padre para ir al “curro” y éste no los ve… pues eso, ¿qué culpa tiene el padre?
- Vale pero, te voy a contar lo que me ocurrió el otro día con el destrozo que hicieron en el Paseo Redondo (y que ya está arreglado) y saca conclusiones. Pasaba yo por la callejilla de D. Rafael y me cayó muy cerca un ladrillo de los que forman la balaustrada, (ya había media balaustrada en la calleja), cuando veo a un niño que se entretenía en tirarlas a la calleja, no le dije nada, tan sólo me puse a tirar a los arriates, que por cierto estaban ya sin flores, los trozos de balaustrada caídos para cuando vinieran a repararla. En esto se asoma una señora, que no sé si era la madre, y tan sólo me dijo ¡a ver si le vas a dar al niño! Y se quedó tan pancha. ¿Te das cuenta cómo los padres tienen parte de culpa?
- En este caso sí, pero ten en cuenta que ella lo ha parido y lo quiere más que nadie. Y si no pregunta a los maestros.
- ¡En fin que tú justificas lo que pasa!
- ¡Hombre…! Si quieres ir con los tiempos… Aplícate esta frase, SI QUIERES VIVIR FELIZ, COMO DICES, NO ANALICES. ¿Después de escribir esto no creen que el título hubiera sido mejor DIALOGO DE ABUELETES ¿CON LA TORTA? Pero todo es verdad.
PASTOR, en el verano del 2008.
