Yo reto al que se atrevió a decir
esta majadería a que haga un viaje con el Centro de Mayores de Zalamea. Ha sido
la primera vez que he realizado una excursión con los amigos de este Centro, y
la verdad sea dicha, porque tengo el gran defecto de decir la verdad aunque me
perjudique, que me retrotraje a tiempos para mí ya muy lejanos.
Habíamos sido citados en el Pilar de
Las Fuentes, (que habrá que cambiar el nombre y titularlo Pilar del Despegue de
Viajes); allá nos fuimos presentando los que estábamos dispuestos a
transportarnos a épocas en las que estos viajes se hacían con más ilusión…..
¿más ilusión?, ¿si aquello parecía una reunión de quince añeros? (que también
los tuvimos) dispuestos a ir a apagar la resaca de una noche de fiesta hasta el
amanecer, en las tibias aguas de la mar océana. Sí, había a quienes le faltaba
ese “bastón” en el que nos apoyábamos cuando éramos menos mayores… nuestras
parejas…. Pero el destino lo ha mandado así y así está asumido.
Nos fuimos colocando en nuestros
respectivos asientos, siempre numerados y supervisados por los organizadores, y
arrancamos hacia la aventura. No iban los espíritus muy metidos “en faena” y el
silencio nos acompañaba, salpicado de vez en vez por algún “golpe” de
cualquiera del grupo, tal vez por recuerdos de otros viajes en momentos
distintos y con acompañantes que se fueron en otro viaje sin retorno.
Ya en Trigueros empezaron a cambiar
los aspectos, la gente se empezó a abrir y relacionar charlando, y atacamos el
desayuno. Tostadas recién hechas, café calentito y…… empezaron a salir las
“joias pastillitas” que en las revisiones de la “ITV” se encargan de ponernos,
para tirar otro montón de años más. Ya el ambiente se empezó a calentar, la
gente cambió y empezaron las bromas. Se cumplía lo de D. Quijote a Sancho… se
camina mejor con la barriga llena.
Llegamos a la Rábida, y ¡oh
coincidencia!, entrábamos dos grupos, uno de jóvenes, con toda una vida por
delante (el hoy) y otro de menos jóvenes,(el ayer) “jugando los minutos finales
del partido de la vida”, pero llena de ilusiones, aunque temiendo que el
árbitro se lleve el pito a la boca…. Comenzó la visita, la guía, una niña
lindísima y atenta donde las haya, fue desgranando las peripecias de Colón y de
su viaje y ¡cómo participaban nuestros menos jóvenes en las preguntas que la
guía realizaba!. Todos, en compacto grupo terminamos en el monumento a La Fe
descubridora que siempre fue Colón hasta cuando muchos del grupo íbamos a
bañarnos a la PLAYA de la Punta del Sebo, la playa de los pobres….. pero qué felices
éramos camioneta arriba, camioneta abajo; no había ni para comer… ¿iba a haber
para coches?.
Ya se acercaba ese momento bonito de
volver a montarnos en aquella canoa que nos llevaba a Punta Umbría por aquellos
esteros con su monótono pof, pof, pof….
Ya estamos aquí, el olor a sal se
sentía, pero no aquel olor de alquitrán característico que servía para calafatear
los barcos en los desaparecidos astilleros.
Comimos magníficamente, y ahora todo
el mundo a la playa, nadie quedó atrás, nada, ni su muleta, o su bastón era
obstáculo para alcanzar la cercanía del mar, pues con ilusión todo se logra.
Hubo sus horas de relax. Llegó el momento de partir y después de un aperitivo
para reponer fuerzas de “aquellas brazadas que en la juventud imaginaria se
dieron” subimos al autocar (en otros tiempos la camioneta) y arrancamos para
casa.
Aquí es dónde mis recuerdos se
empezaron a remover. Momentos de cuando junto con mis alumnos hacíamos viajes. Desde
atrás me veía mirando a uno u otro, y arrancaban las canciones. Y arrancaron,
en ese viaje en el que me sentí aquel maestro joven con mi grupo de alumnos
(sin sus madres) jóvenes de vuelta al colegio, y como decía, arrancaron las
canciones. Sevillanas, fandangos, coplas…. ¿VIEJOS?????? y un…..¡jóvenes
mayores, todavía llenos de ilusiones y sabiduría, demostrada en las
conversaciones con la magnífica guía, donde se pudo apreciar que la CULTURA que
en otro tiempo no pudo llegar a ellos, hoy es posible, y ha sido gracias a las
Escuelas de Mayores.
Gracias al rato tan estupendo que
pasé junta a vosotros, que hube de compartir con compañeros internautas que
tuvieron la gentileza de llegarse a saludarme y algunos echar la tarde conmigo.
A todos muchas gracias.
¡Ah! se me pasaba, error
imperdonable. Los organizadores…. Como se dice ahora Chapó…. Incluso les comenté
que debían montar una agencia de viajes, por la exquisitez del trato y la
organización al….. segundo, milímetro,
el desvelo en cada momento…..no se cómo llamarlo… fantástico. Así si se podrá
llevar a nuestro pueblo hacia arriba, dando el ejemplo que estos, menos
jóvenes, hemos intentado dar de Zalamea.
Hasta
otra, mis amigos menos jóvenes… Pastor Cornejo Márquez. Julio del 2012.