Me levanté tempranito, desayuné y tomé el autobús al centro de Huelva. Di unas vueltas por la ciudad, por aquello de mantener a raya la tensión del stress acumulado; y parada en el bar de la Plaza de las Monjas: una manzanilla calentita y a leer el periódico de punta a rabo (excepto el fútbol, del que paso olímpicamente).
Me dice un conocido que cómo es eso, y le respondo que a mí, lo que me gustaba era jugar, ya fuese en el Zalamea, en el Riotinto Balompié, en el Nerva, en el Coimbra, en el San Martí o en el Condal, ambos de Barcelona, en el Moguer... Pero, leer lo que digan de Messi o Ronaldo no me interesa.
Bueno lo que sí me gusta es observar el mundo, y esta mañana del mes de junio me la he tomado libre. Más paseo. Paso frente al Ayuntamiento onubense cuando el exalcalde Perico Rodri sale con sus concejales, con caras alegres y bromeando (a mal tiempo buena cara).
Pero no fue la única cara conocida: varios compañeros de Refinería, el director del Huelva Información y gente de mi barrio. También de Zalamea: Emilio, Antonio Villegas, y otros que no recuerdo sus nombres, pero que, como es natural al ser paisanos, nos saludamos.
Por cierto, me he comprado una barrita de chocolate (negro y sin azúcar) en la calle Concepción, y la saboreo mientras descanso en un banco de hierro, en la Plaza de la Arqueología. Son las 13,30 horas y sigue el ir y venir de la gente; el cielo está gris, es un día fresquito, de temperatura ideal. La mitad de la gente lleva su móvil pegado a la oreja. Yo, escucho a mis tripas, y decido dejar esto y tomarme una tapita con un tinto de verano.
¡Feliz verano, Zalamea!
¡Feliz verano, Zalamea!
Vicente Toti
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