lunes, 19 de diciembre de 2011

Diálogos con don Lope

-.Buenas tardes Maestrescuela.

-. Caramba qué hace usted sentado ahí detrás.

Así comenzó la charla que, aquella tarde camino de Valverde para los ensayos, mantuvimos D. Lope y el que suscribe.

-. ¿Pero qué hace usted sentado en el asiento trasero de mi carreta sin caballo, como usted le dice a este artefacto? Siéntese aquí en este otro asiento, y podremos charlar mejor.

-. Como vos digáis Maestre, es que estoy un poco apenado.

-. ¿De qué se trata para tener esa pena?

-. Bueno, pena pena, no es, es que me duele que personas conocidas y convecinos, por las razones que sean se estén tirando al “cohillo”, como dicen ustedes, o se estén tirando los trastos a la cabeza por quítame allá esas pajas.

-. ¿Quiere decirme de una vez de qué va la “cosa”?

-. Mire señor Maestre, la otra noche volví al pueblo, porque…. mire usted, me tira, y después de pasar por su casa y verle tan atareado con esa pizarra con luz que te enseña cuadros, letras, números…., me dije… no lo molesto me marcharé solo a dar una vuelta. Y así fue. Bajé por junto a la casa esa transparente que estuvimos el otro día, pero había muchos parroquianos. Así que me encaminé a otro figón que está en una calle que se llama como una que había en Sevilla en mis tiempos….. yo creía que era donde se encontraba el Corral de los Olmos donde se celebraban…. Bueno eso no viene al cuento. Allí en aquel figón o bodegón pequeño había también muchos parroquianos, pero me llamó la atención una pareja que andaban como que se cortejaban…. Pero ahora las muestras de amor no se…

-. Oiga me empezó usted a hablar de pena, y se me marcha al amor... ¿en qué quedamos?
¿También estos se tiraban al “cohillo”?....

-. Bueno, no, perdone…. También estaban dos señores que tenían como unos folletos que leían con avidez, y se decían… vaya tela ¿tanto gana este? si esto es verdad es de juzgado de guardia… y el otro decía “pos” fíjate lo que pone aquí que eso no es verdad, y que eso lo escribe en represalia porque no le han salido las cosas como esperaban.

-. Bueno, no se preocupe usted que la sangre no llegará al rio, son cosas de los partidos. No no, no me vaya a preguntar qué son los partidos, porque la definición hoy no se ajusta a su definición. Otro día….

-. Pero qué pasa con estos señores que se mandan esos escritos?

-. Nada, uno ha perdido en las elecciones, y el otro ha ganado, entonces el uno arremete contra el otro para debilitarlo moralmente con peroratas delante del pueblo y el otro se defiende como es natural; pero estas cosas se resuelven, si son falacias, en los juzgados, porque no se puede difamar a las personas, si no es así.

-. Vos, Maestrescuela, ¿los ha visto y leído?

-. Solo he visto uno, y por cierto es de los que me deben la contestación a una pregunta que le hice en cierto momento, sobre ciertas cosas que no están como deben estar. Tal vez no me contestan porque ahora andan en otras lides, pero yo creo que por cortesía me contestarán o, tal vez no tienen argumentos. Pero esté tranquilo, que como le digo no llegará la sangre al río… y eso que estamos entre dos. Me gustaría ver la contestación si es que se realiza por la otra parte, es decir por el atacado, según dice vos que leían aquellos señores.

-. En algunas de mis obras hay versos que vienen bien a esta contienda que vos decid.

Ningún hombre nacido a pensar viene
que le falta, Miseno, entendimiento,
y con esto no busca lo que tiene.
Ve que el oro le falta y el sustento,
y piensa que buscalle le conviene,
pues como ser la falta el oro entienda,
deja el entendimiento y busca hacienda.

O este otro.

Es llave la cortesía
para abrir la voluntad,
y para la enemistad
la necia descortesía.

Otro día le contaré, señor Maestrescuela, cómo acabó lo de aquellos fieles amantes de la taberna, porque me quedé a escuchar las tontadas que ahora se dicen los amantes,…. pero ni un mal ripio.

Así llegamos al Rollo, adonde yo iba, y nos despedimos hasta la próxima. D. Lope emprendió su vuelo astral hasta su peana, desde el no muy lejano Valverde.

Pastor.