domingo, 4 de diciembre de 2011

Diálogos con Don Lope

…. Y se quedan tan tranquilos.

Acababa de salir de casa cuando de pronto me dije, caray parece carnaval. Un señor con capa negra sombrero chambergo emplumado, calzas negras y espada al cinto se paseaba frente a la droguería, en otro tiempo de los señores Daniel y Soledad; al verlo sólo pensé que iba disfrazado pero… ¡caray! Pero si es D. Lope.

-. Don Lope, qué hace usted por aquí, le dije muy extrañado de su presencia en el pueblo.

-. Calle no sea tan efusivo ni grite que le están mirando viendo cómo habla sólo, señor Maestrescuela. Estoy donde en mis tiempos se reunían las gentes para charlar… el Mentidero. Usted me ve y me oye pero los demás se miran unos a otros viéndole gesticular sin dirigirse a nadie.

Era cierto las gentes me miraban como un bicho raro, y alguno corroboraba lo que se dice de mi…. que estoy un poco ido de la chaveta. Entonces moderé mi voz y le dije a D. Lope que nos marcháramos para la calle de La Plaza. Arrancamos para allá y entonces me dijo sentémonos en esta casa transparente donde le pueden ver pero no oírnos. Y así nos sentamos en aquella casa transparente, que no es otra cosa que la ampliación del bar Bla Bla.

-. Qué hace usted por aquí.

-. Mire esta mañana me dije voy a ir al pueblo de donde me echaron…

-. Bueno D. Lope, tal así no fue….

-. Bien, que me dije… voy a ir a ver la plataforma donde me tenían colocado, que me han dicho que está convertida en un jardín florido. Y efectivamente es así ¡que maravilla! Lo bien que hubiera yo quedado allí en medio…. pero bueno está, qué le vamos a hacer. Oiga que he oído en el camino una serie de tonterías “que pa qué”.

-. Dígame qué es lo que ha oído, porque usted se entera de todo, como hace esos vuelos siderales y se mete en todos los rincones…

-. Venían dos señores en uno de esos carros sin bestias para tirar, y decían que por andar por esas calzadas por los que discurren ibais a tener que pagar unos maravedíes, ¿qué hay de cierto? ¿Vais a volver a los tiempos de los Reyes Católicos, que había que pagar por pasar por los puentes?

-. Parece ser que sí, los que se van no saben cómo hacer la puñeta a los que vienen.

-. Pero el otro señor le decía ¡pues nos tendrán que pagar a nosotros por el deterioro de las ruedas por el desgaste de ellas, ya que la calzada no está como debieran!

-. Últimamente se están haciendo muchas tonterías.

-. Creo haber oído, muy enfadado el que hablaba, que aquí en Andalucía, para dejar bien situados a sus amigos, el partido que se marcha, bueno como mi “marcha”, ha metido a treinta mil personas en puestos de trabajo. Igual que hicieron con algunos amiguetes en una cosa que él lo llamaba ere, ¿qué es ere aparte de una letra de nuestro abecedario?
Vaya tela, ¿y cómo le explico yo a este lo de la siglas?, me va a mandar a la mierda.

-. Mire D. Lope, ya en otro momento le explicaré qué es un ere.

-. Si como lo del condón que aun espero…

-. Ahora sólo le diré que es una forma de transgredir la Ley de una manera que parezca legal, y en la que parece que no se perjudica a quien de verdad se lo merece, y se beneficia a quien NO se lo merece, gracias a esta trampa.

-. Madre mía como está el país. Pues los que se hayan acogido a esas prebendas y canonjías se les debe caer la cara de vergüenza cuando se cruzan con los legales, porque esas cosas se saben, y más en los pueblos….

-. Pero para eso hay que tenerla,… y muchos ilegales no la tienen porque la habrán utilizado mucho ya.

-. ¿Y no van a hacer nada los perjudicados?, porque aunque vos me digáis que no hay perjudicados en estas cosas siempre los hay.

-. Bueno hay una jueza que ha pedido papeles de varias minas, entre ellas Riotinto, y parece ser que quiere saber en qué puesto de trabajo entró a trabajar cada uno y en lo que se empleaba, un lío. Dicen que escribiendo en el “GUGLE” manueljesusflorencio.com y buscando el artículo titulado La juez Alaya investiga los ERE de la Cuenca Minera, hay luego un enlace en el que dice Auto Juez Alaya, ahí están los nombres de todos, los buenos y los malos, si es que hay alguno, que a lo mejor todos son buenos. Bueno y ¿yo por qué le digo a usted todo esto si no puede hacerlo?

-. ¡Ah! Eso cree vos, ¿recuerda lo del celular? Pues eso.

Y salió del bar para emprender el regreso hacia su espacio que le es propio, dejándome terminando la cerveza que habíamos pedido, y a los dependientes y clientes absortos viendo cómo aquella botella que se hallaba ante mí iba bajando de capacidad y no había nadie frente a ella. Entonces se me acercó una amable dependienta, y me preguntó ¿se encuentra usted bien? Creo que era porque no daba crédito a lo que sin querer estaba asistiendo, un señor que habla solo, dos cervezas que van bajando de nivel y solamente hay un cliente, y al final queda un halo de misterio que más parece una ensoñación. Sin querer dije… adiós D. Lope, y la chica se marchó haciéndose cruces.

Pastor, en Zalamea la Real. Diciembre del 2011