Cerca de cuarenta candelas ardieron en la noche zalameña para festejar la festividad de la Virgen Inmaculada. La tradición zalameña, que cuenta en la actualidad con muy buena salud, congregó al pueblo entorno a las fogatas y la convivencia.
Como marca la tradición cada 7 de diciembre, Zalamea la Real y sus pedanías celebraron la noche más mágica con el prendimiento de las candelas. Tras los últimos años lluviosos, el raso oscuro estrellado se envelaba con el humear de un sinfín de fogatas, que bramaban luz purificadora.
La convivencia se hizo mesa para compartir; tradición arraigada que vuelve a erigirse protagonista hasta bien entrada la madrugada. La jornada había dejado las estampas clásicas con la acarreada de leña hasta el pueblo, y con la gente alrededor de las fogatas para ultimar los preparativos de las parrilladas.
Zalamea…la Otra Mirada, una vez visualizadas la totalidad de las candelas, decidió otorgar los siguientes premios:
1º Premio: Candela situada en la confluencia de El Carrascal y Manovel a nombre de Juan Carlos Navarro.
2º Premio: Candela situada en la parte alta de las Crucecitas a nombre de José Antonio Gutiérrez Vallejo.
3º Premio: Candela situada en la Florida a nombre de Antonia López Romero.
Los miembros del jurado premiaron el trabajo , en especial el cuidado a la hora de estructurarla respetando la tradición zalameña. Candelas espigadas de base redonda, con leña gruesa en el interior y cubierta de jara.