sábado, 18 de diciembre de 2010

Palabrejas

Pastor, diciembre del 2010

Releyendo cierto libro que, igual que escribí una vez sobre el de Adriano y Vicente, Vicente y Adriano, sobre las Cofradías, debería estar en todas las casas de los que se sientan zalameños, y tengan ganas de conocer nuestra historia, y además debería de ser libro de texto (de Historia) en las escuelas de Zalamea, no por lo que voy a trascribir sino por la abundante documentación que aporta sobre Zalamea y su historia; este libro es El Rincón Onubense, de Manuel Hidalgo Caballero. Decía, que releyendo este librito, digo librito porque solamente tiene unas 100 páginas, pero su contenido ya es otro cantar, en su introducción dice: "Bien como consecuencia de la modernidad de la actual división territorial del país, o tal vez por una callada consigna preventiva de apartar al ciudadano del posible encastillamiento en su propia tierra, es claramente constatable que nuestra cultura media adolece de una inexplicable y desagradecida ignorancia del marco geográfico-histórico que nos rodea.…"

Me he decidido a escribir estas líneas porque más adelante, en esta misma introducción, vienen unas páginas que no tienen desperdicios, por las palabrejas que antes se decían y hoy se están perdiendo por los extranjerismos y añadidos de otras regiones de España, que tienen su propia lengua como ocurre con la palabra yayo, por abuelo, y que siendo una palabra del Español la atribuimos a Cataluña.

Sería muy hermoso volver a decir taberna, tasca, abacería, empiolar (de eso los cazadores saben tela), aunque quedan pocas presas para empiolar, vengo pingueando, en fin nuestra forma de hablar normal y corriente.

Voy a trascribir esas páginas porque estoy seguro que a más de uno incluida la gente joven le han de sonar. Afortunadamente en nuestras aldeas se siguen diciendo muchas de éstas.

"Nuestros pastores que aún hablan de aballar el ganado, llevan el cundió de su comida en el alforge y, para el gazpacho, llevan colgado de la cintura un cucharro. El ama de la choza elabora el queso en el entremijo, sirviéndose de cinchos que solía ser de empleita; aprovecha el tabefe y hace pequeñas quesaiñas. Comen carne en caldereta que, a veces, da gusto a chero. Socalan las borregas en el momento de la pela. En la piara puede haber algún rincayo…… Crestones de laja forman los rochos que pueden contemplarse a la vera de los arroyos y subiendo la ladera hasta media jarda. En el fondo de los charcos de los regajos o de la ribera puede yacer una gran lapa, y la superficie del agua suele estar cubierta de limo. A veces la nublina enturbia el paisaje. En la vegetación destacan la carquesa, la charneca y la mortiñera, con sus acres mortiños. Escondido entre las matas queda el gurumelo, y entre el ramaje de encinas y alcornoques el cascabullo de la bellota.

Por entre el matorral y el eriazo salta el gañafote. En el barbecho anida la cutulía, y en la arboleda del huerto engora su puesta el picapuerco o picacho. Alta cruza la avetarda.
El labrador desterrona la tierra con el cangallo, se escancha o escarrancha sobre el rucho; vigila el sembrado esperando que el momento en que la espiga venga al ventrullo…….. En la casa mia el gato y en el corral las gallinas acuden a la voz de pita…. mantener el agua fresca en las tallas, colocadas estas en el tallero, o de tirar la basura en la esterquera o cortar rachas para la candela y abanarla con el abanador….

Los niños juegan al pincanel o a los bolinches, cazan gambusinos y subiéndose a la pingola de los árboles, distinguen en los nidos los huevos gorones o gorachos de los claros. Y cuando con la baraja juegan a los chocos, se dan garrafuñes."

Como muy bien dice el autor a lo largo de su libro, muchas de estas palabras son de origen portugués y leonés, pero que se han conservado por toda la parte de la provincia de Huelva en su parte occidental y norte.

Sería muy hermoso que alguien, si no se ha hecho, hiciera su tesis de fin de carrera sobre esta y otras muchas palabrejas que con los modernismos estamos perdiendo como ocurre con nuestra querida elle y la y griega o ye como se decía en mis tiempos de niño cuando aprendíamos el abecedario, además en los diccionarios antiguos viene como ye. Cosas de los tiempos.