lunes, 6 de octubre de 2014

¿ Tú vas al psicólogo ?, ¿ yo ? ni loco.

Parece ser que ir al Psicólogo sigue siendo un tema tabú, hablando siempre en términos generales claro. Nos da miedo que nos vean entrar por la puerta de una consulta psicológica, uy! ¿Qué pensarán de mí si eso sucediera? 

Queremos ser felices, manteniendo y conservando aún los problemas en nuestra vida. Está muy bien que intentemos solucionarlo por nuestra cuenta al principio pero es bueno saber dónde está el límite para pedir ayuda. Ese punto no se encuentra en el mismo lugar para todo el mundo, no todos afrontan las situaciones de igual manera, no todos soportamos una situación extrema el mismo tiempo, no todos… 
Eso debemos tenerlo bien claro, ya que solemos compararnos con los demás cuando nos pasa algo parecido, ninguna situación por mucho que se parezca es idéntica y menos aún la persona. Hay tantas variables diferentes que no están a simple vista, que deberíamos ser objetivos a la hora de valorar la situación o la vida de alguien. Precisamente ese es el punto a favor para acudir al psicólogo. En cambio buscamos como locos a un conocido, a un amigo, a tu pareja, a tus padres, etc., para que puedan ayudarte, pero ellos no serán objetivos, siempre van a estar influenciados  por lo que habéis vivido juntos. 

No hace falta estar loco para ir al psicólogo, si lo deseas no me llames Psicóloga, llámeme Terapeuta, Guía, Especialista, Experta, Asesora, Consejera, todas estas palabras son sinónimos de nuestro trabajo. Al igual que llamar a un niño por su enfermedad estamos estigmatizándolo, el nombre Psicólogo/a nos ha hecho mucho daño a las personas que nos dedicamos a ello.
Si acuden al Psicólogo, estás pagando por un servicio que te ayudará a cómo desarrollarte en tu vida, a cómo afrontar una situación de la mejor forma posible para que nadie salga dañado, a por qué suceden o se dan ciertos momentos en tu vida, qué hiciste para qué pasara eso o que podrías hacer para conseguir aquello. Estudiamos los antecedentes y consecuentes de todas las variables que te rodean y así saber si actúas de una manera u otra, qué es lo que te podría pasar.

No leemos la mente, no intentamos controlar a nadie, solo actuamos de forma seria, comprometida, con un plan de intervención que hay que seguir para conseguir tu objetivo a pesar de todos los inconvenientes que te surjan y todo ello de forma objetiva, sin opiniones personales por nuestra parte ni nada de eso. Todo se basa en qué es lo que quieres, lo que necesitas y trabajamos según ello.
Hacemos un seguimiento exhaustivo, para observar y ver si vas consiguiendo tus metas, si estás cumpliendo lo que prometiste qué harías, si has fallado en algo poder reestructurar de nuevo el plan que teníamos  y de ese modo coger por otro camino. 
Es como la persona que quiere hacer ejercicio y comienza pensando…, voy a salir todos los días a correr, voy a conseguir adelgazar “X” kilos pero todo por mi cuenta, sin ayuda de nadie, porque yo puedo hacerlo. ¡Claro que puedes hacerlo!  Hay personas con una fuerza de voluntad y un compromiso muy fuerte que les ayuda a conseguir sus metas, esa es la diferencia entre las personas que deben buscar ayuda o no. 

Esto no quiere decir que seas mejor o peor, simplemente que tienes por  entrenar o aprender ciertas habilidades que te ayudarían a conseguir tu objetivo. Siguiendo con el ejemplo anterior, si no consigues adelgazar, si no sabes correr bien o no sabes que ejercicios te convienen mejor para fortalecer tu cuerpo, primero vas a un Nutricionista y segundo, te apuntas a un gimnasio dónde un entrenador personal puede orientarte. En esta situación te sentirías orgullo mientras se lo comentas a tus amigos, a tus conocidos y sin reparo alguno. ¿Por qué si necesitas entrenar tu mente, por qué no es lo suficientemente fuerte, te avergüenzas? 
Además tener a una persona pendiente de ti, con la que firmas un contrato de confianza, bajo secreto profesional, con la que sabes que si algo no sale bien va a estar ahí sin cuestionarte, simplemente para reorganizar tu conducta de nuevo, estarás más motivado, sin miedo a que te critiquen por tus decisiones y podrás decidir con más claridad.
Aparte de todo esto, sabemos que si te comprometes con alguien en conseguir algo, existe cierta presión que te obliga, además de no fallarte a ti mismo, de no fallar a la otra persona, presión que en ese sentido es buena ya que te ayuda a superarte a ti mismo sacando fuerzas de dónde pensaba que no tenías.

A eso es a lo que estamos acostumbrados, a no esforzarnos porque es mucho más cómodo quedarnos atascados en el problema y a no enfrentarnos ya que eso podría ocasionar una situación de estrés, siendo realmente esto lo que evitamos. Estamos estresados pues, voy al médico… que me recete algo para la ansiedad y así mi subconsciente creerá que he solucionado el problema. Preferimos dormir nuestro cuerpo, dejarlo anestesiado y que no sufra pero ten en cuenta que no existe nada que pare o que frene nuestros pensamientos, a pesar de todo van a seguir ahí.
¿Cuántas personas conocéis que están medicándose por una depresión, un trastorno de ansiedad, por estrés, por una ruptura de pareja? Ahora os vuelvo a preguntar… ¿A cuántas personas habéis escuchado decir, voy al psicólogo porque no quiero medicarme más? Quiero dejar claro, que hay enfermedades que es imprescindible la administración de fármacos para su mejoría, pero una depresión, ansiedad, malestar en general por un problema determinado, todo ello, es cuestión de un cambio de conducta y de cognición, es decir, de reorganizar los pensamientos negativos y convertirlos en positivos.
Con la medicación, en esos casos lo único que estamos consiguiendo es engañarnos, es como un dolor de muelas, te duele y te tomas un calmante, vale… es lo lógico, pero sabes que tarde o temprano deberás sacártela o tendrás que estar toda tu vida tomándote algo para calmar ese dolor. Pues la Salud Mental es exactamente lo mismo que todos los ejemplos que he redactado, tengo un malestar… pues, busco cuál es la mejor solución pero ¿qué pasa? que los problemas que nos rondan por nuestra cabeza no se ven, se pueden ocultar, no son visibles para la persona que nos está mirando a los ojos o para un amigo que nos encontramos por la calle…, pero recordar, sabéis que os va a afectar u os está afectando a otros áreas de vuestra vida complicando lo que podía haber sido un simple bache y convirtiéndolo finalmente en un gran cráter.

Ahora, también debemos de tener en cuenta que sin el compromiso por parte del paciente, la constancia, el esfuerzo, el interés no vamos a conseguir nada. Los psicólogos no son magos que con una sola consulta son capaces de curar todo malestar, todo es cuestión de tiempo, de sinceridad, de complicidad y sobre todo de mucho esfuerzo por vuestra parte, nadie dice que sea fácil pero más vale intentarlo que vivir encerrados en nuestra zona de confort.
 
No os compliquéis más de lo debido, sufrimos más por lo que nos imaginamos, por lo que pasa por nuestra mente que por lo que realmente está pasando. Ponle freno a esos malos pensamientos con la ayuda de un profesional.

Un saludo a todos y gracias por vuestro tiempo como siempre, Patricia Gómez Moyano. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario