Los niveles de inundación de la Corta Atalaya, en Minas de Riotinto, alcanzan límites desconocidos hasta el momento.
La Corta Atalaya se inunda. La segunda mina a cielo abierto más grande de Europa se ahoga en sus rojizas aguas. La empresa propietaria de la explotación de las Minas de Riotinto, Emed Tartessus, responsable del mantenimiento de este Bien de Interés Cultural (BIC), no bombea las aguas de esta explotación minera cuyos niveles de agua alcanzan cotas inimaginables.
A pesar de haber tenido el permiso de Cultura por la singularidad de esta zona patrimonial, y a la espera de la aprobación definitiva de los informes medioambientales, la empresa propietaria supedita el drenaje del agua a la anunciada reapertura de la mina. Además, aseguran que a pesar de la alarma creada en la comarca minera onubense por el nivel de inundación, consideran que aún el nivel de acumulación y evaporación del agua no es preocupante. Pero lo cierto es que tanto la Fundación Río Tinto como el propio Ayuntamiento de Minas de Riotinto han lanzado la voz de alarma exigiendo a la Junta de Andalucía que tome cartas en el asunto para que el estado de paralización que sufre la recuperación de la actividad minera no merme la conservación de este bien cultural y turístico de primer nivel. El deterioro de la histórica mina debe de ser independiente a las condiciones de reapertura exigidas por la administración autonómica a la empresa Emed Tartessus.
La actividad minera de esta comarca deprimida zona de la provincia de Huelva, donde los niveles de paro alcanzan a la mitad de la población, lleva suspendida desde hace diez años cuando cesó la producción de los yacimientos.
La Consejería de Cultura, a través de la Dirección General de Bienes Culturales, inscribió en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Zona Patrimonial, la Cuenca Minera de Riotinto-Nerva, localizada en los términos de Minas de Riotinto, Nerva y El Campillo, un conjunto patrimonial "único y excepcional" integrado por bienes diacrónicos y sincrónicos representativos de la evolución humana, reflejo de las diversas culturas y sociedades que han ocupado este territorio, uno de los más relevantes del mundo.
El parque temático gestionado por la Fundación Río Tinto para poner en valor el entorno de las minas recibe al año cerca de 50.000 visitas en sus diferentes enclaves. Éste de la Corta Atalaya dejó de ser competencia de la fundación en 2003 y hoy son muchos los turistas que vienen interesándose por una de las mayores explotacionesmineras a cielo abierto del mundo.
El estado lamentable de conservación de la Corta Atalaya así como el abandono de las antiguas oficinas de la compañía minera y de los hangares de almacenamiento de maquinaria en la zona constituyen hoy un panorama dantesco. Ello unido a la paralización de los bombeos que provoca la inundación progresiva de la explotación hace peligrar este enclave. El agua alcanza en el interior de la corta una altura de casi 150 metros, unos niveles jamás conocidos en el pozo de la corta y que pueden ocasionar daños irreparables.
Desde la Consejería instan al Ayuntamiento de Minas de Riotinto, gobernado por el PP, a tomar medidas para salvaguardar el amenazado enclave. Por su parte, la empresa propietaria tiene prevista la construcción de una planta de neutralización de aguas para hacer más sostenible el proyecto, pero está a la espera de la puesta en marcha de la actividad para lo que aún se necesitan los permisos de Medio Ambiente. Unos por otros, el abandono es hoy la única señal, la irreparable desidia que condena al corazón de la tierra.
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