viernes, 13 de abril de 2012

Diálogos con D. Lope “Aparecido”

Estaba leyendo, en aquella noche de lluvia, cuando sentí algo extraño en el ambiente; levanté la vista del libro e instintivamente dirigí la mirada hacia el sillón de frente y, ¡oh sorpresa!, vi una mancha oscura sentada en él y escuché… hola Maestrescuela. Asombrado, y asustado, me enderecé, porque estaba “repatingado” en mi sillón y dije, hola D. Lope, ¿otra vez le ha apetecido venir al pueblo con esta noche de perros que hace?

Pues sí, es que hace tiempo que no le veo pasar y me dije voy a visitar al Maestrescuela, a ver que le ocurre. Además es la segunda vez que paso a visitar a su merced, pero estaba muy atareado con esa pizarra de luz, y no se dio cuenta.

Bueno, y qué le ocurre a su merced.

Verá, allí en mi pedestal hay mucho tiempo para pensar, y comparar, y me he dado cuenta que ahora está pasando en España lo mismo que en mi tiempo, el Siglo de Oro. Mi amigo D. Francisco de Quevedo, la otra noche que vino a visitarme me lo comentaba: Oye ¿no te has dado cuenta que entran los “doblones” a montones, como en aquellos tiempos, y el pueblo está pasando hambre? ¿No te has dado cuenta de que todo el mundo quiere ganar muchas onzas y trabajar muy poco? ¿Que hay muchos haciendo la “rueda” y no tienen un medio de vida, alrededor de la Corte, hoy creo se llaman partidos, y que al gastar lo que no tienen se están endeudando con los banqueros y prestamistas como le pasaba a nuestra España que lo que entraba de las Américas se iba a las manos de los banqueros portugueses y genoveses por las inmensas deudas que tenía la Corte?

Lo recuerdo D. Francisco, -le dije,- lo recuerdo, y eso que vuecencia entre escribir, mofarse con sus sátiras del Rey, nuestro cuarto Felipe, y sus lances a espada no le daba tiempo a pensar, no como me ocurría a mí, que en aquellos solitarios y silenciosos claustros, donde mi hija profesó, como bien sabéis, tengo todo el tiempo para pensar y ver esa amarga realidad; que todavía no se por qué llamaron a aquellos años Siglo de Oro.

Sería por el oro que venía a España y se iba a Flandes, porque miseria había para dar y vender…

Oiga eso es de dar y vender es de estos tiempos, - le contesté-, y ahora no hay Flandes….
No, pero, según dicen en los mentideros, que hay Suiza, paraísos fiscales… que no sé lo que son, lugares donde no pagan impuestos … y por ser gentilhombre, servidores del reino, o algo parecido tampoco pagan unos excesivos impuestos. Todo esto ocurría porque el Rey dejaba las cosas del Reino en manos de los validos, y algunos eran unos manirrotos y aprovechados, y también no servían para el puesto que desempeñaban, ya que habían llegado gracias a “empujones” familiares o afinidad de ideas. Así que ahora igual que en nuestra época que solo pagaba impuestos los pecheros, el pueblo bajo que no tenía dónde caerse muerto.

Oiga D. Lope le dije, la iglesia no andaba muy fina que digamos con la Inquisición, que si se le cruzaba alguien lo ponían en la pollina y al quemadero, y los representantes tampoco estaban como muy por la labor de dar ejemplos. Había algo en algunos conventos con las novicias, según los textos….

Bueno siempre ha habido gente descarriada que se apartaba del verdadero camino pero que se les hacía volver a la senda de la verdad con los medios de la época.

Ya, el potro, los garfios, la pollina y el sambenito…. Con relación a los malos administradores del Reino, de funcionarios corruptos que tan sólo estaban porque medraban y ponían a sus familiares y amigos en los mejore lugares con grandes sueldos, amén de lo que se perdía; su amigo D. Francisco de Quevedo hizo varias décimas y otros versos, así como para los miembros de la Iglesia.

Algunas veces era demasiado duro, fíjese su merced en esta muestra…. Bueno la pondremos otro día.

Por estas cosas le costó más de una vez el destierro, y gracias a su facilidad para el verso se ganaba la gracia del Rey o la Reina ya que, aunque los satirizaba, no sabían leer entre líneas, como dicen sus mercedes. Siempre estuvo mal aceptado, por parte de a quien le correspondía, el que le dijeran públicamente la verdad. Es más al que se descarriaba con las cuentas del reino se les confiscaban sus bienes y eran condenados a galeras. O iban al quemadero,… en Sevilla era El Arenal. Pues lo mismo está pasando ahora que nos han dejado una deuda a los prestamistas de no se cuantos miles de euros, D. Lope, que se nos van en pagar los intereses de los prestamos la mayor parte de lo que entra. Y además tenemos que seguir pagándoles cuando son desplazados de sus puestos, que como decimos ahora se va una pasta gansa.

Maestrescuela hay señores que piensan que vuestras mercedes son iletrados, porque os dicen mentiras que seguramente se las creen ellos, pero sus vecinos son gente ilustradas, ¡por qué callan?

Mire D. Lope si su pan dependiera de que esté tal o cual “valido” regentando el reino ¿cómo lo trataría su merced?

Maestrescuela si no administra, y no lo ha hecho bien, mi dignidad me dice que hay que echarlos y mandarle los alguaciles para que les procesen.

Eso era en su tiempo, que los hombres defendían su Religión, su Patria y su Rey en las tierras de todo un mundo, donde no se ponía el sol; porque tenían honor y orgullo patrio, hoy hemos hecho del dinero un Dios. Y se han perdido los valores morales.

Maestrescuela, cuando en Europa sonaba el nombre de España todos las naciones temían nuestra llegada, y éramos admirados, hoy se ríen de nosotros. En aquel tiempo en Flandes se puso el sol, hoy se nos ha puesto en el mundo entero.

Bien, D.Lope que es hora de acostarme, cada móchelo a su olivo, buenas noches. Y no se moje mucho.

Pastor. Abril 2012.