Las relaciones sociales, la cordialidad, la amistad y el compañerismo, son los puntos a destacar de una feria de contacto directo entre personas, entre paisanos que, cada año, derrochan sus energías entorno a una semana de septiembre para que sus pueblo vibre con su fiesta. Con la llegada del fin de semana, la feria alcanza sus momentos más álgidos de diversión, que se empieza a transmitir con el cohete que anuncia la llegada del camión de los toros al coso taurino.
El ambiente va creciendo a medida que se acerca la hora del festejo; y en las casetas se forman las tertulias una vez que los toros han sido expuestos en el desencajonamiento, por cierto, que entrada registra cada año el desencajonamiento, y que poquita consideración se tiene con el publico que asiste a ellos entusiasmado por ver los astados. Ya se había comenzado con el manifiesto, cuando en las taquillas había largas colas para sacar las entradas, y no digamos del escaso tiempo que los toros son expuestos en el ruedo.
Es de reseñar que la entrada al desencajonamiento fue mucho mayor que la que hubo en la corrida de rejones; tomen nota los encargados de traer y organizar los espectáculos taurinos a Zalamea. Defiendan la Fiesta Nacional y no miren tanto el dinero que tanto perjuicio le está haciendo.
La tarde del sábado nos brindó la oportunidad de presenciar una carrera de cintas, organizado por la asociación “la Baticola”.
Bonito espectáculo, donde los jinetes con sus caballos al galope competían para coger el máximo de cintas. Quizás la hora y el sitio no fueron los indicados, pero a la cita, por su espectacularidad, acudió un numerosísimo público para presenciar la competición ecuestre. Ya por la mañana, el club de aeromodelismo “La Barrena” había organizado una exhibición junto al antiguo matadero. Esta asociación de reciente creación cuenta con un buen número de socios y aficionados, lo que les facilita, con la organización de eventos, abrirse paso en este apasionante deporte. Con la llegada de la noche la feria se toma un pequeño respiro, una bocanada de aire que sirve de punto de inflexión entre un largo día y la madrugada, que a estas alturas de la semana se hace muy larga. Sobre las 23:00 horas las casetas se quedan sordas de público y música, esperando el momento de eclosionar con la llegada del primer turno de barra.
En las primeras horas de la madrugada del domingo estaba anunciada en los carteles Elsa Ríos, popularísima cantante andaluza que tubo como trampolín un conocido programa del Canal Sur. El Paseo Redondo y sus aledaños presentaban un lleno absoluto. Esta joven cantante, pese a no tener prestigio en el gremio profesional, cuenta, gracias a su popularidad en la televisión, con una legión interminable de fans, y la gente en la calle, en especial la de más edad se la “comían” (en el buen sentido de la palabra). Su entrega en el escenario fue encomiable, se dejó el alma, la voz y todo el repertorio sobre las tablas. El público muy entregado desde el principio supo reconocer el esfuerzo de la joven cantante andaluza, prolongando las ovaciones hasta hacerlas un clamor.
La madrugada, como estaba anunciada, se hizo larga y entretenida para todas las edades. La Caseta Municipal estaba perfectamente ambientada por la orquesta “nueva Fase”, lo que propició que en la pista de baile se dieran cita muchas parejas y reuniones para disfrutar de la agradable noche.
En la Plaza de la Constitución, donde estaba albergado el mayor núcleo de casetas, se daban cita los más jóvenes para disfrutar hasta el alba. Guerra de vatios y bailes desenfrenados durante toda la noche para dar riendas sueltas a la diversión. Hay que destacar que la feria ha trascurrido sin ningún tipo de incidente a destacar, por lo que la festividad ha brillado por los momentos buenos y agradables.
A medida que se aclaraba el cielo por Levante, el día se tornaba gris en su despertar. Las casetas habían dejado de sonar y la muchedumbre se congregaba en la Avda. Andalucía para esperar a la popular “Diana”. Es curioso ver a toda la juventud congregada en un mismo sitio después de una noche larga en diversión, blusas manchadas y desaliñadas, zapatos con huellas de aglomeraciones, tacones en la mano y caras pálidas por el cansancio; pero ante todo unas ganas enormes de continuar la fiesta. Serían las 08:00 de la mañana cuando la Banda “El Tirachino” hizo acto de presencia y comenzó a tocar alegres sones en el despertar de la mañana. Una de las mayores dianas que se recuerdan comenzó a transcurrir calle arriba buscando la Ruiz Tatay. Bailes populares al son del los músicos, risas, palmas, cabezudos que nos hacían recordar viejas estampas, y como principal protagonista, una gran pelota de goma que, a base de manotazos, se convirtió en la diversión de todos (músicos incluidos) durante buena parte del recorrido.
Las casetas abren el domingo al mediodía para preparar los almuerzos, atrás queda la bulla de la noche y la Diana. Bochorno bajo un manto de nubes en el trascurrir de un día, que tiene en la corrida de rejones el punto de interés en la tarde. La celebración en la Caseta Municipal tenía como despedida un broche muy especial. La actuación de niños y niñas con edad escolar habían congregado a muchos padres y familiares en las inmediaciones. Un baile alegre y fresco abría el espectáculo, donde un grupo de 11 niñas bailaban una coreografía dirigida por Maricruz. A continuación el grupo de baile dirigido por Saly desplegaba sobre el escenario dos vistosos bailes. Para culminar el espectáculo infantil y proseguir con la orquesta “Pirámide”, un “castillo de fuegos artificiales”, gran cierre a una feria muy participativa.