Este título tan de anuncio televisivo, que significa, sé agua, amigo, me abre la puerta, de una vieja creencia oriental, que dice que hay personas que poseen mucho agua en sus personalidades, y como el agua, que a la misma vez puede acariciar con un tacto suave de terciopelo, adaptarse como un guante de seda a cualquier recipiente, arrasar la tierra o apagar el fuego.
La creencia dice que incluso hay personas, que al igual que el agua, y para que se mantenga ese manantial, deben fluir, si se para ese flujo, a veces el agua se estanca y se pudre, entonces pierde la capacidad de llevar la vida y repartirla.
Se cree que el complemento ideal para estas personas, son otras que poseen mucha madera en sus personalidades, que son el complemento ideal para estos.
Las personas con madera en su personalidad, representan la nobleza de corazón y la tranquilidad, para las personas con agua en su personalidad, pero a su vez se riegan y enriquecen, de esa fuerza vital, que solo las personas con agua en su personalidad pueden ofrecer.
Dicho esto podríamos pensar con la mentalidad actual y en nuestro caso europea, que mucho agua en nuestra personalidad puede ser fatal, porque a veces nos lleva a fluir y no ser dueño de nuestros actos.
Pero aunque estemos a punto de tomar decisiones equivocadas, yo creo que los errores son una forma de reaccionar y de crecer.
¿Qué es lo que se espera de nosotros?
¿Qué no corramos riesgos?
¿Qué tengamos el valor de afrontar la vida?
Yo personalmente nunca dejaré de correr el maravilloso riesgo de vivir, aunque esto lleve consigo, a veces algunas derrotas, de las que siempre saldremos enriquecidos, porque a veces pasa, que para ver del metal que está hecho una persona, hay que forzarla a romperse.
José María Cotán