domingo, 19 de noviembre de 2006

Zalamea la Real, consiguió rozar el toreo eterno

El viernes más taurino del año Zalameño, llegó; cuando el ocaso dejaba en penumbras al pueblo milenario y la oscuridad ensombrecida aun más por la muerte de un amigo y directivo de la Peña, se mezclaba con sones de pasodobles en la sede de la Peña Cultural Taurina.
Un año más, cuando la fiesta continúa, para algunos, sumergida en el letargo de lo incomprendido. Zalamea la Real se embute su terno grana y oro; y como si cual valiente espada se tratase, hace el paseillo de la mano de la afición de un pueblo que como cada año, junto a la directiva de esta Peña, montera en mano, comienza la corrida más difícil de una entidad que lucha por y para el toro bravo.
Con las manos bajas, moviendo sutilmente las muñecas y dibujando en la arena perfiles de verónicas, el distinguido periodista, crítico taurino y amigo D. Vicente Parra Roldán fue templando la embestida del animal mientras en las gradas el numeroso público asistente, se mecía entre el ole salido de la cosa más pura del ser humano, su alma.
Así, prosiguió el acto como si de una gran corrida de toros se tratase, conmemorando la temporada taurina 2006 y por supuesto aquel festejo del sábado de feria donde los toros y los toreros contribuyeron a que pudiéramos los allí asistentes, ver el festejo más completo de toda la temporada Onubense. Los galardonados fueron recogiendo sus premios con palabras de agradecimiento.
Una vez templado y parado en la fiesta del toro solo queda disfrutar, disfrutar de los naturales a los que se refería García Barbeito: Cuestión del verbo sería/ Cuando toreaba/ No daba pases/ Lo Hacía. En el cartel tres toreros y dos aspirantes al doctorado en tauromaquia. Primero tomo la franela el veterano, Dávila citó de largo mandó y toreo dejando sus últimas esencias del toreo campero, en el coso Zalameño para que su banderillero Emilio Rivero acompañado de Pedro Muriel recogiese el trofeo “Toreo con Solera”. Al igual su compañero de terna el joven Manzanares mimo la embestida del gran astado de Guadalmena y con la mano baja, sometiendo al toro, muy ceñido toreo acompasado de su cintura gustándose y tratando de templar la embestida del noble animal. Siguió por la derecha consiguiendo encandilar y recordar aquella tarde para volver a mantener su faena en el recuerdo del más sentido aficionado que le supo otorgar el trofeo “Mejor Faena” y fue recogido por el conocido diestro Juan Contreras.
Mientras el incansable motor del toro jienense embestía, su ganadero Antonio Sainero se desplazo desde las tierras de Santisteban del Puerto ( Jaén) para recoger dicho galardón; en el incesante galope del astado junto con el colorido y la belleza de las banderillas colocadas por Domingo Siro y también premiado por esta entidad, su matador Eduardo Gallo se embragueto con su oponente y realizo una tanda de naturales, más perfecta imposible, sacando ese espíritu de gran figura que estaba olvidado tal vez por los desacatos empresariales y recibió en mano el premio de triunfador de la temporada. Por último los dos novilleros mostraron su singular estilo, Mota toreo con el saber que da el ser el número uno en el escalafón, por lo que se le concediera el triunfador novilleril y Diego R. Jiménez plasmó el sentir de todo aficionado, la mezcla de arte y toreo aún cuando no se tiene la oportunidad de demostrar más a menudo, lleno de entusiasmo y derrochando agradecimiento tomó en sus manos el trofeo a la Mejor Faena de la Novillada por una tauromaquia de lujo. Ahí se demuestra la memoria indeleble de los taurinos Zalameños.
Al toro después de todo hay que darle muerte, una vez conjugado el arte del pase, la templanza, la ligazón y por supuesto la musicalidad de nuestro pasodoble Zalamea la Real; Manzanares al encontrarse en tierras americanas, no pudo asistir al acto, con el acero colocó la estocada por derecho y consiguió que el toro rodara sin puntilla.
Faenas de Puerta Grande, pero también grande es el triunfo de esa junta directiva que ayudados por D. Vicente Parra, empresas colaboradoras, la Diputación Provincial y el Excelentísimo Ayuntamiento cortó los máximos trofeos del viernes más taurino del año Zalameño; donde Zalamea la Real una vez más consiguió rozar el toreo eterno.
Eduardo Vázquez.