miércoles, 15 de noviembre de 2006

7 matrimonios van para Calañas

Hoy queremos mostrar a todos nuestros lectores una iniciativa muy original de un grupo de amigos de nuestro pueblo. Cuando el entretenimiento se alía con la imaginación, salen iniciativas frescas y divertidas, dando lugar a una actividad más que interesante.
Semanas atrás, nos enteramos de una singular decisión, donde un grupo de siete matrimonios decidieron hacer una ruta de senderismo por carretera desde Zalamea a Calañas. Arsenio y Maribel – Juan Antonio y Tere – Rodolfo y Pepi – Antonio y Amparo – Luis Falcón y Panchi – “El Abuelo” y Dori – Leopoldo y Encarna, que expresamente vinieron de marbella para la ocasión. Hombres y mujeres casados se postularon para realizar una proeza, de la que muchos, por su dureza, tenían serias dudas de cumplirla. Pero se propusieron pasar una jornada de concordia en buena compañía y lo consiguieron con un poco de esfuerzo.
El primer tramo los llevó al Km. 12 en “Cañaleguas”, donde decidieron montar el campamento y hacer noche. Dispusieron las tiendas en círculo, dejando el centro de la reunión para la candela, donde se prepararía la exquisita chacina del terreno que llevaban en las viandas. Alrededor de las tiendas, y colgadas de las ramas de las encinas, colgaron bombillas de bajo consumo para hacer del entorno nocturno, un lugar ameno y acogedor. La noche fue transcurriendo entre copas e interminables partidas de cartas, dando lugar a una mágica madrugada de avenencia única en un lugar inigualable, el campo zalameño.
Al amanecer, sobre las 7:30 de la mañana, Luis Falcón despertó a toda la expedición con un improvisada diana, para hacer entender que el camino tenía que continuar.
Antes de partir se realizó un nutritivo desayuno que repusiera las fuerzas, a base de tostadas con unto del terreno. Y una vez recogido todo el campamento, sobre las 10:00 de la mañana, se prosiguió con la ruta hacia Calañas.
Al destino llegaron a la hora de comer, y lógicamente los senderistas estaban cansados y hambrientos, por lo que se dispusieron a comer en un bar del pueblo. Pero para sorpresa de todos, los bares estaban repletos de comensales y no tenían sitio para almorzar. Así que tuvieron que tomar una rápida solución, y decidieron venirse andando hacia Zalamea y comer por el camino. “El Partido” fue el sitio elegido para sentarse tranquilamente y degustar la comida que había sobrado del día anterior.
Una aventura llena de anécdotas y curiosidades, vivida plenamente por este grupo de Zalameños/as que dan un ejemplo de convivencia y diversión sana.