viernes, 17 de noviembre de 2006

Manos artesanas

Guirnaldas de luces mudas reposando sobre soportes que les hacen flotar cual luciérnagas apagadas , adoptando en su agrupación bonitas formas. Pronto iluminarán las calles, porque el calendario así lo exige. Grandes almacenes, preparando el festín del consumo, se convierten en foco del ajetreo. Decoraciones y detalles varios recuerdan al receptor la proximidad de fechas especiales, sugiriéndole una más que segura próxima visita. El engranaje de las fiestas navideñas empieza a moverse lentamente. El ciudadano de las grandes urbes, se prepara para verse envuelto en este tipo de ritual, que con mucho tiempo de antelación, nos recuerda y en muchos casos nos ordena determinadas pautas de comportamiento. La Navidad llega con antelación, cual bebé prematuro y nosotros impávidos asistimos al parto.

En Zalamea, la pauta es distinta a la gran ciudad. La Navidad se instala en nuestros hogares, en fechas muy próximas a su celebración. Solo a través de los medios de comunicación, los zalameños, vamos comprobando como el gran mecanismo de estas fiestas, va abordando nuestros receptores. Por lo demás, el pueblo sigue recorriendo su camino en el tiempo con paradas oportunas en sus celebraciones previas a la Navidad. Sin embargo, pequeños y anónimos detalles, que en muchos casos pasan desapercibidos , sirven de antesala y nos anuncian la proximidad de estas fechas. A la ya consabida visita escolar de casa en casa de niños trashumantes del alfajor y del mantecado, hoy traemos a estas páginas, una forma de actuar que podemos decir que en Zalamea sirve de pregonera, con bastante tiempo de antelación, a las fechas navideñas. Buscando el lugar de la cita, bajamos por la cuesta de empedrado que une la zona de la Iglesia con la Calle Hospital. En la misma cuesta que sirve como improvisado mirador de una de las mas bonitas vistas de la Torre, tiene su lugar de trabajo Manuel Millán Caballero.












Desde hace tiempo sirve al zalameño en su tienda de alimentación. Por sus manos, al cabo del día pasan multitud de viandas, alimentos, frutas, productos varios… Esto sucede durante su jornada laboral, pero lo excepcional, llega cuando acaba. Estas mismas manos que han servido al zalameño, cogen las herramientas de artesano y se encargan de traducir en el corcho, la multitud de ideas que su imaginación y buen gusto le transcribe. Manuel Millán, se convierte en este estas fechas en el primer pregonero de la Navidad Zalameña. A través de sus manos, despliega todo el discurso que su habilidad le permite, gestando multitud de belenes y edificios complementarios a éstos. Durante estas fechas, y sobre las mismas estanterías en la que reposa el genero de su actividad comercial, podemos ver un amplio muestrario de Nacimientos, Castillos, Pozos y otros edificios nacidos todos ellos de su imaginación, teniendo como principal materia prima la corcha. Preguntamos a Manuel, la procedencia de esta afición artesanal. “ No me acuerdo exactamente cuando comencé con esta afición. De niño, me acuerdo que ayudaba a mi padre a poner el Nacimiento, y que me gustaba construir casas. El material que elegía era la corcha, que eran donde antiguamente venían envueltas las inyecciones. En otras ocasiones, mi padre me aprovisionaba de corcho, ya que me traía de la Mina juntas, que supongo yo que se utilizarían para conductos……” Manuel nos empieza a bajar de las estanterías algunas de sus obras, El mostrador se convierte entonces en un improvisado expositor de la obra de este artista. Esculpido con precisión, piedras, ladrillos y tejas construyen una realidad en miniatura, donde cualquier detalle es cuidado al máximo. La decoración también está muy lograda…” Antiguamente simplemente me dedicaba al tallaje de la pieza, dejándolo con el acabado en corcho. Sin embargo, mi sobrina Rosa Mari, en una de las amplias conversaciones que tenemos, me convenció para que dotara a mis creaciones, del color que le faltaba. Al principio, dudé, porque no me creía preparado, para ello. Pero no obstante, acepté el reto y el paso del tiempo se convirtió en mi principal maestro, llegando hoy día a dominar con cierta soltura este arte….” Manuel entiende esta forma de artesanía como una terapia de relajación. Su gran dosis de paciencia, se convierte en aliado en este tipo de escultura, como lo podemos comprobar en unos de los edificios más espectaculares de su creación. Nos referimos al Conjunto Torre- Iglesia, donde impresiona el realismo con el que está concebido. “....de Torres, llevo hechas ya varias. De hecho, casi toda mi familia tiene una en posesión. Con ella me suelo llevar aproximadamente un mes, claro está, trabajando sólo los fines de semanas y entre semana cuando tengo tiempo y le puedo dedicar un momento"..." Las proporciones de la Torre las capto a ojo, me planteo mis planos y poco a poco voy levantándola. Si añadimos el cuerpo de la Iglesia, el tiempo dedicado puede alargarse hasta casi tres meses”…. La visión de este monumento, causa impresión. En un vuelo imaginario podemos recorrer la estructura del monumento desde ángulos en los que posiblemente nunca veremos a la torre. Aprovechamos la visión de la escultura, para darnos un placentero vuelo por sus alturas, cuando Manuel nos proporciona otra sorpresa. Aproximándose a la fachada principal, y tras manipularla con sus manos, la retira dejando al descubierto todo el cuerpo columnario del interior de la Iglesia. La imagen es espectacular. Con casi todo detalle, el interior está recogido entre los muros de corcho que le sirven de límites. Altares, pila bautismal, rejas…. La imagen merece la admiración. “ os voy a enseñar también otro monumento zalameño que tengo realizado” Desde el asombro pasamos a obrservar la nueva estructura que se presenta ante nuestros ojos. Se trata de la Ermita de San Vicente, con acabado en corcho y sin pintar. De nuevo Manuel nos refiere que las medidas están realizadas a ojo. La miniatura es de nuevo increíble, sobre todo cuando nos retira la fachada principal, y observamos el interior de la ermita, con su propia iluminación, donde destaca la cerámica pintada y la reproducción del retablo antiguo…..


Decenas de años recogen a este artesano en su afición. De sus manos han salido muchos de los nacimientos que adornan la Navidad en los hogares zalameños. De su imaginación, las bellas estructuras con las que les dota. Corcho, lija , pegamento y cuchilla son sus compañeros de trabajo. Su paciencia y su arte es su gran don. Con ellos le dejamos mientras nos despedimos. Manuel agacha su cabeza y de nuevo se centra en la actividad que tenía entre manos. En este caso unas hojas de palmeras están lista para su modelaje……