Huelva, 6 de la tarde. Todo el calor del mundo, pero un paseo por la
sombrita de la Avenida de Andalucía sin apenas circulación es ‘pa nota’:
caminar, y ver cómo un señor en su carrito de discapacitado intenta subir una
rampa, y cómo el negrito del semáforo se agarra a la sillita y le sube, y se
vuelve a su puesto de trabajo, a vender pañuelos de papel, con una sonrisa de
satisfacción por el deber cumplido.
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En Pablo Rada me encuentro a Victoriano Ruigómez, Chacho, mi compañero y
amigo de tantos años en el Huelva Información. Me habla de hacer un programa de
radio. Estupendo, es el único medio que me faltaba, después de cuarenta años de
periodismo y dos o tras haciendo y presentando un programa semanal de
televisión en canal Luz Huelva.
Un heladito sin azúcar; comprar el periódico en el quiosco de la Plaza
de las Monjas y leerlo; un niño muerto en la playa; una fascista pateando a los
refugiados. Unas cuantas maldiciones por la situación de los refugiados, que
huyen de las guerras provocadas en sus países por los gobiernos europeos y
norteamericano... Un final amargo y negro para un paseo por la Huelva cercana y
rosa.
Vicente Toti
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