Es gratificante ver a las generaciones más jóvenes participando de una tradición para mimarla y conservarla. Esta iniciativa fue rescatada por la Hermandad de Penitencia hace unos años, y hoy en día cuenta con el favor popular de muchos niños y niñas del pueblo que expresan de esta manera su fervor por una fiesta de signo religioso. Los pasos, en su mayoría son fabricados por ellos mismos, y desde meses antes cuidan con el máximo esmero los detalles y adornos. Luego, en la calle, recrean con total pulcritud el sentir cofrade para admiración de los visitantes que ven en pequeña escala a cuadrillas de magníficos costaleros guiados por sus capataces.
Agradecemos a Manuel Perea Contreras la cesión de las fotos para ilustrar este artículo.
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