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Fiestas esperadas por todos los zalameños, que año tras año y con el paso del tiempo, hemos ido asistiendo en el transcurrir de generaciones. Recuerdos y anécdotas vividas en buena compañía, rodeados de buen ambiente y con un sabor muy especial, la pura fiesta añeja y sana de toda la vida; muy alejada de las fiesta de hoy en día, contaminadas por el desenfreno impetuoso de una sociedad que no sabe muy bien lo que quiere. Fiestas teledirigidas que tienen como único fin el consumismo, apartando a un lado la relación social y humana, donde las relaciones entre los asistentes son calculadoramente frías.
De aquí a unos años, estas celebraciones de nuestras aldeas, tenderán a desaparecer si no se hace algo para solucionarlo. Y es que, desde hace unos años, la asistencia a nuestras aldeas ha decrecido cuantitativamente. La principal causa, muy comentada por los zalameños, es la conducción en carretera, muy vigilada en estos días por los controles de tráfico, que sábado tras sábado, cercan a la población zalameña. Las personas, que tienen cierto interés en desplazarse hacia algún lugar por la noche, detienen sus ganas y prefieren quedarse en su pueblo tomando copas. Desde otros municipios este problema se ha solucionado contratando autobuses que desplacen a las personas hacia los puntos de fiestas o celebraciones en las aldeas. Iniciativa que ha sido muy bien acogida, tanto por parte de los desplazados, como de los habitantes de las aldeas, que ven con muy buenos ojos la afluencia de personas a sus fiestas veraniegas, que con tanto esmero preparan durante todo el año.
Es hora de actuar por las aldeas y sus tradiciones, vivimos en una época moderna, donde desplazarse a grandes distancias no cuesta tanto como antaño, pero quizás, si miramos a lo cercano, a lo que nos rodea, podremos encontrar nuestras verdaderas raíces y a comprender lo que fuimos y lo que somos…….