Se acercan las
elecciones municipales. Todos estamos expectantes ante ellas, ya que nos
jugamos mucho, desgraciadamente. Y hablo en estos términos porque seguimos
dependiendo de una clase política que se asegura una posición de poder durante
cuatro años, manejando nuestros bienes y manipulando en cierta medida nuestras
vidas. Es normal que tengamos las carnes abiertas. Visto lo visto en la
política nacional, autonómica y local, que ha habido de todo lo esperable y
también de lo inimaginable, sólo nos queda desear que aquellos que consigan
alcanzar las cimas institucionales en los diferentes ámbitos sean medianamente
honestos y comprometidos con sus propias palabras. Pero es difícil de creer.
Tras las elecciones autonómicas andaluzas, venimos viendo como el partido más
votado sigue en sus trece, sigue apostando por lo mismo de siempre: la gestión
baladí, ineficaz e insuficiente. Sin embargo, la ciudadanía, dadas las
tempestades que han provocado las élites en los últimos años, pide otro tipo de
política, otras prioridades. Pide que, a grandes males, se impongan grandes
remedios, pero aquellos y aquellas que ostentan el poder de decisión, siguen
haciendo oídos sordos.

A las puertas
de poder elegir a nuestros alcaldes, vemos como la corrupción (palabra manida
ya donde las haya) saquea una y otra vez las arcas que con tanto esfuerzo nos
ha costado llenar a todas y todos los ciudadanos. Nos siguen robando. Y si
seguimos aupando a ladrones para que nos gestionen, es lo que nos queda.
Está de moda
ahora la palabra transparencia. Todas las formaciones políticas han incluido
este término en sus programas, incluso esos partidos cuyos discursos conllevan
graves incoherencias con sus impenetrables opacidades. PP, PSOE, Ciudadanos…
están cortados por un mismo patronazgo: el poder financiero, que es el que
realmente mueve los hilos de nuestras vidas, usando a estos partidos como
herramienta. Sobre todo me refiero a los partidos abiertamente de derechas,
como PP y Ciudadanos, que trabajan directamente para esta minoría privilegiada
de banqueros, grandes empresarios y altos cargos financieros.
El Partido
Popular ha sido, desde su creación, gustoso pupilo del poder económico, brazo
ejecutor de grandes empresas y corporaciones financieras que daban forma a su
política desde las sombras, en su favor y, como no podía ser de otra manera, en
detrimento del ciudadano de a pie. Es también el caso de Ciudadanos, cuya
rápida expansión no se sustentaría sin una apuesta directa de ricos y poderosos
mandatarios económicos. Y esta apuesta no se regala. Esta gente no da nada por
nada. Habrá necesariamente un remanente, un “mañana por mí”, que será, como
viene siendo habitual en la vieja política, otra vez el favorecimiento de estas
élites en todos los ámbitos económicos habidos y por haber. En los últimos años
se ha hecho evidente su deseo de eliminar, fulminar, evaporar a la clase media
española para que sólo queden la clase obrera empobrecida y ellos mismos, los
ricos y poderosos en su burbuja de cristal de Bohemia. Y lo peor de esto es que
lo han conseguido.
Pero el PSOE
no se queda atrás. Quizá no trabaje directamente para las logias financieras,
pero se deja llevar por ellas. Sigue siendo permisivo, sigue flaqueando y dando
su brazo a torcer ante las extorsiones que continuamente intentan perpetrar
estos poderes contra los ciudadanos y sus bienes y derechos. Andalucía, tras
treinta y tantos años de gobierno del PSOE (que no socialista), sigue igual o,
corrijo, aún peor. Y seguimos votándoles. Y seguimos siendo el culo de Europa.
¿Por qué nuestros representantes no trabajan para ponernos en el lugar que nos
merecemos? Hay muchas razones: la desidia, el apoltronamiento, la impunidad, la
falta de ética y humanidad, y, por supuesto, la escasa voluntad política de
mejora. De otra forma no se explica la situación de los andaluces, teniendo en
cuenta el enorme potencial que poseemos como región.
Como
decía al principio, son muchas las razones que nos han dado para temerles. Pero
pensad que es posible el cambio de sentido, en el que los políticos trabajen
real y efectivamente para los ciudadanos, en el que se anteponga la
microeconomía a la macroeconomía, en el que predomine la calidad de vida digna
de los ciudadanos frente a la opulencia de unas minorías. Y ese cambio de
perspectiva es el que Podemos desea instaurar con el consenso de todos y todas.
La primera prueba la tenemos en el Parlamento de Andalucía, donde las
condiciones irrenunciables para su apoyo a la investidura están orientadas a la
transparencia, el reparto justo del trabajo y la dignidad de los ciudadanos
frente a la usura de los bancos. Pero estas condiciones son sólo tres de las
más de cuatrocientas que Podemos lleva en su programa autonómico, todas y cada
una de ellas con la pretensión común de dignificar al ciudadano en materia de
calidad de vida, empleo, derechos y libertades.
La
cuestión es que Podemos no se presenta a las elecciones municipales. El motivo
es, a día de hoy, evidente. Hay formaciones políticas que se han creado con los
colores y nomenclaturas que claramente sugieren que son partidos instrumentales
o agrupaciones de electores afines o anexas a Podemos, sobre todo en
localidades pequeñas (aunque también han surgido en algunas capitales), pero
que rompen flagrantemente con el mensaje del partido de Pablo Iglesias, con pretensiones
ajenas al ADN de Podemos. Es lo que se temía, y finalmente, ha ocurrido. Y
precisamente eso es lo que se intentaba evitar al no presentarnos con nuestra
marca. Debemos advertir que el voto a estas formaciones no es un voto a
Podemos.
Sea
como sea, el partido morado sigue creciendo, y a pesar de no presentarnos a las
municipales, sí queremos estar presentes. Seguiremos canalizando la voluntad
popular y trasladándola a las instituciones. Queremos seguir aportando medidas
que respalden los derechos y libertades de las personas, por eso, desde
Zalamea, Podemos ha elaborado una línea programática (lo que viene a ser un
programa de actuación a grandes rasgos) para nuestro pueblo. Un documento donde
recogemos nuestras pretensiones para con los y las zalameñas, y que el próximo
viernes 22 de mayo, a dos días de las elecciones, queremos presentar a todos y
todas las interesadas en la recién remozada Plaza de la Constitución.
Intentaremos trasladar nuestra visión de cómo se podría mejorar Zalamea y qué
hacer para conseguirlo, así como su gestión y potenciación de sus recursos.
Hemos creído necesario que, aunque no nos presentemos, la ciudadanía conozca
nuestra perspectiva de una forma más concreta. Por eso estaremos allí para
contároslo a partir de las 8 de la tarde.
Estemos
donde estemos, Podemos continúa con su voluntad de dar el poder a la gente, de cambiar
las cosas para mejor, partiendo desde vosotras y vosotros, los que hacéis
realmente que los engranajes se muevan, que todo funcione. Es justo que seáis
los que decidan. Un abrazo.
José Luis Forero,
Secretario General de Podemos en Zalamea la Real