La
campana que suena es de bronce,
la
lengua que canta de carne mortal,
estas
piedras sirvan de testigo de
que
yo en tu puerta me paré a cantar…
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Si,
amigo manolo……me paré a cantar.
En
el silencio de esta noche de octubre
que
con guitarra, bandurria y laúd
A la
Virgen de El Rosario le salí a rondar.
Echo
de menos tu esquila,
echo
de menos tu voz,
tantas
cosas echo de menos
que
se me atraganta la voz.
Pero
cantaré Manolo,…. cantaré,
aunque
tenga roto el corazón.
Desde
la prima al bordón,
el
rasgueo de la guitarra,
el
“chillido” del violín,
y
el tañer de la campana
me
rompen el corazón.
Allá,
por esas alturas,
hasta
donde llegue mi voz
estaréis
todos unidos
como
en santa comunión.
Junto
a ti tengo dos “trozos,”
jirones
de mi corazón.
Guárdamelas
tu Manolo
Igual
que si fuera yo.
Y cuando
se pierda en la noche
los
sones de mi canción.
Daré
ya suelta a mi llanto
que
embarga mi corazón.
Para
mi amigo Manuel García…..
Pastor Cornejo.