Entrevista concedida al Sur.es
Tiene un doctorado en filosofía de la vida. Observa la realidad con perspectiva, con la distancia que permite la tranquilidad del campo y las horas de soledad del oficio de cabrero. Y lo que ve lo arroja en su cante rebelde. Porque El Cabrero es un indignado más. «Desde que sentí la primera injusticia, y tendría seis años», cuenta.
-Cuarenta años después de su debut, sigue cantando y pastoreando. ¿Qué ha cambiado desde entonces?
-Entonces, el que tenía una piara de cabras le daba de comer a su familia y ahora las cabras no se pagan ni lo que comen ellas porque han puesto el pienso por las nubes y la leche está al precio de hace veinte años. Cuando empecé en esto del cante las cabras eran mi sustento, hoy es gracias al cante que las puedo mantener. Para mí no ha cambiado gran cosa, sigo ordeñando y saliendo al campo cuando no estoy de gira.
-Podría vivir del flamenco y dejar de pastorear, una profesión muy dura. ¿Por qué no lo hace?
-'Pa' mí salir con las cabras no es sacrificio, aunque sea duro, porque me gusta. El sacrificio es andar de aeropuerto en estación y de hotel en hotel. Luego en el escenario ya me siento de nuevo en lo mío, con la libertad de cantarle al público lo que uno respira mientras piensa.
-¿Le ahoga la ciudad?
-Sí. Cuando estoy en gira solo salgo del hotel para el concierto o para comer. El aire que se respira está muy 'contaminao' y los de campo lo notamos más. Y noto mucha prisa en el ambiente. ¿'Pa' qué tanto correr?
-¿No le asusta la soledad del campo?
-A mí me asusta la sed, el hambre y la boca de un cañón porque, cuando escupe, es muerte segura. Le temo a muy pocas cosas pero en la soledad del campo es precisamente donde más seguro me encuentro. Siempre.
-Su estilo de vida, lejos de los centros de decisión y poder, ¿le ha perjudicado?
-Hace poco oí que yo era un cantaor político. Es curioso porque, como usted dice, siempre he estado alejado del poder, nunca me he fotografiado con los que mandan, nunca he solicitado una subvención para mis giras internacionales. A lo largo de mis 40 años de cante he visto muchas injusticias y desigualdades, y las he 'cantao'. ¿Que si me ha 'perjudicao'? Claro, pero eso lo sabe uno de antemano, es el precio. Los vetos «son tantos que los confundo aflojándole las riendas».
-¿La libertad de vivir como uno quiere sale cara?
-A mí no porque no soy ambicioso en lo material. Esa libertad es para mí más necesaria y atractiva que cualquier otra cosa, así que el precio que pago por vivir como quiero y decir lo que pienso no me duele.
-Canta que el miedo le hizo a usted rebelde en lugar de borrego, ¿hay mucho borrego en la política?
-En la misma proporción que en el pueblo, más o menos. Pero los que están en la política se convierten en pastores de esa otra manada que los ha puesto al mando. Mucho borrego, poco pienso y mucho miedo, que 'pa' eso los poderes lo siembran a través de los medios y de las leyes.
-¿Y en el cante?
-Ser borrego y conformista no tiene nada que ver con el oficio. Es cuestión de personalidad. Los cantaores no tenemos el poder de los políticos pero las letras que cantamos llegan a las multitudes y tenemos cierta influencia en nuestros seguidores. Yo procuro no mentirles nunca y que ellos 'arrecojan' lo que les sirva.
Seguidores roqueros
-José Mercé cree que hay «mucho engaño» en lo que ahora llaman flamenco fusión. ¿Qué opina?
-Que el flamenco no tiene apellidos: si le llaman flamenco-fusión ya no es flamenco, es otra música, andaluza, 'aflamencá'... ¡Yo qué sé! Pero flamenco no es. Para mí, la evolución natural del flamenco es cantar cosas de tu tiempo y dejar tu sello sin destrozar la autenticidad de los cantes. Y mi experiencia me dice que 'pa' acercar al público joven al flamenco no es preciso hacer ninguna fusión. En mis conciertos la mitad son jóvenes: roqueros, heavies, punkies, hippies. y yo canto como si estuviera en una peña flamenca.
-Sus letras expresan ahora muy bien la indignación de los jóvenes. ¿Se siente identificado con ellos?
-Yo soy un indignado desde que sentí la primera injusticia o abuso y tendría seis años. La maestra me pegaba con la vara y yo, cuando se alejaba, le tiraba chinos que llevaba ya preparados en los bolsillos. ¿No me voy a identificar con los jóvenes que se rebelan?
-¿Se sumó a las manifestaciones del 15-M? ¿Aquello ha servido de algo?
-Estuve en varias manifestaciones en Sevilla. Creo que ha servido para que muchos jóvenes que antes estaban apáticos se interesen por lo que falla a su alrededor.
-¿Cuál sería su receta para arreglar la situación?
-Yo soy cabrero y cantaor y nunca pensé en mandar sobre nadie que no sea mi tropa de cabras así que receta no tengo y me limito a apuntar algunos ingredientes del guiso en mis cantes. Me parece un robo hundir al pueblo para salvar bancos y un atentado esos hachazos, no recortes, que van a llevar a muchos pensionistas a la miseria o a la muerte por falta de medicinas y a muchas familias a vivir en la calle y ser pasto del hambre.
- Tiene página de Facebook, ¿cómo se lleva con las redes sociales?
-Yo no sé ni encender un ordenador y menos cómo funciona eso. Mi representante en Francia hace un par de años me metió ahí para promocionar las giras y Elena siguió con eso. Cuando se tercia y tengo un momento, me lee lo más 'señalao' de las noticias -que son mejores que en la tele- y yo a veces le dicto una opinión o una letra sobre lo que sale en la pantalla.
Modificaciones en el cartel
Un conjunto de circunstancias han obligado a modificar el cartel del Festival Flamenco que se celebrará el próximo 14 de agosto. La organización ha tenido que suspender la Ronda de Fandangos a cargo de artistas locales, aunque sí contaremos con la actuación de Carlos Domínguez “El Cesareo”, que será acompañado por José Raúl Llanes a la guitarra.