La imagen mas representativa de Zalamea presenta tanto en sus alrededores como en su estructura daños que desprestigian su singularidad. Si bien muchos pueden ser achacables al paso del tiempo, condiciones climatológicas adversas o a la falta de conservación por parte de las administraciones competentes, la mayoría como pueden ser los del Paseo Redondo, encuentran su orígen en el uso que de él hacen algunos zalameños. En algunas ocasiones, sobre todo mañanas de fines de semana, se han encontrado restos de los bancos del paseo al pie del edificio principal. El resultado, un conjunto arquitectónico con fisuras y roturas que no dejan en un buen lugar al pueblo zalameño ante si mismo y ante futuros visitantes.