lunes, 15 de septiembre de 2014

DESEABILIDAD SOCIAL, ¿hasta qué límites estamos condicionados por los demás?

La Deseabilidad Social, es un tema que cada día está más de moda. Ya no sabemos qué queremos realmente porque estos últimos días, meses y hasta años hemos pensado siempre en qué pensarán los demás antes que en qué quiero yo.
Necesitamos responder de tal forma que siempre quedemos bien con los demás, acabamos comportándonos como creemos que los demás esperan que lo hagamos. Entonces…, qué estamos haciendo, ¿lo qué nosotros queremos, lo que ellos quieren o lo que nosotros creemos que ellos quieren? ¿Un lío verdad?

Perdemos el hilo de lo que deseamos realmente porque andamos pegando saltos de un camino a otro qué llegan a diferentes destinos. 
Intentamos que nos vaya bien en todo, supuestamente tenemos unas ideas muy claras en relación a lo que hacemos o dejamos por hacer y defendemos lo indefendible delante de quien sea, y todo esto a veces, sin creer sinceramente de verdad en lo que estamos haciendo o defendiendo. 
No nos pararnos a pensar qué es lo que ansiamos por qué es más importante sentirse integrado en la sociedad a pesar de no gustarte lo que te rodea a decir qué es lo que piensas  por miedo al rechazo.
  Un ejemplo, es lo que pasa con las modas. Si no nos vestimos como los demás, si no llevamos algo de este año, la sociedad no nos aceptará. Buscamos que nos halaguen a cada momento porque nuestro nivel de frustración es tan bajo que a la más mínima nos venimos abajo.

A veces, criticamos a alguien cuando lleva algo que no le favorece, o cuando lleva algo que no nos gusta. A ver, no te gusta a ti pero esa persona quizás tenga su propio estilo por lo que sería más inteligente dedicar tu tiempo en ti que estar pendiente de la vida de los demás. Todo esto ocurre por carencias que tenemos y que no vemos. El respeto es don que estamos perdiendo, estamos volviendo a ser animales irracionales, que actuamos por instinto y supervivencia.
Este patrón lo cumplen, o por lo menos es más fácil de que caigan en la trampa, personas tímidas, poco asertivas o que no están seguras de sí mismas. Estas son tres características que definen a las personas que intentan adaptarse a su contexto sea como sea por no sentirse solo o que la persona que le gusta del grupo “guay” lo deje de lado por no reírse cuando los demás lo hacen.
Estamos creando patrones superficiales, materialistas, finalmente acabamos siendo máquinas porque no actuamos por sentimientos, por gustos, por placer, por pasión, sino por la necesidad de sentirte aceptado. Todo esto, acaba consiguiendo que dejes de ser tú mismo y te conviertas en otra persona que ni tú acabarás reconociendo.

Esto normalmente se hace de manera inconsciente, sin estar planeado, solo es que necesitas sentirte bien al coste que sea y ese es el camino que más fácil parece. Nos convertimos en camaleones porque eso depende de nosotros y no tengo que esperar nada del exterior para poder llevarlo a cabo. 
Es lo que, con otro ejemplo os explico, ¿los políticos? Deseabilidad Social al máximo. Nos dicen lo que queremos escuchar, lo que saben que esperamos de ellos y sí caemos en el ajo, pues todo estupendo. Manipulan la situación a su antojo ya que saben que si dicen tal cosa, van a conseguir lo que realmente buscan. Aquí ya estamos hablando de manipulación, es decir, ya son conscientes de lo que hacen. Han aprendido a utilizar la Deseabilidad Social como herramienta de trabajo porque obtienen buenos resultados. Hemos pasado de la inconsciencia, a la consciencia y ahí es cuando debe darnos un poco ya de respeto. 

Pero bueno, aparte de todo esto, además de utilizar la Deseabilidad Social como técnica o como estilo de vida para poder sobrevivir en esta sociedad,  también sin darte cuenta, te estás cargando de unas responsabilidades que al final lo que van a conseguir es complicarte más la vida de lo que hubiera sido necesario.
Tienes que estar más atento para estar al nivel de los demás, tienes que esforzarte continuamente para no ser tú mismo ya que si fuera así no te aceptarían. Llegas a un estado de ansiedad, que en un momento o en otro tiene que estallar por algún lado. Una persona no puede estar toda la vida fingiendo lo que no es, ya que si no lo demuestran sus palabras, lo harán sus gestos.
Tras todo este problema, y bueno, como en éste también en todos los demás, es necesario poner el foco de atención en mejorar y solucionarlo, no solo contar y contar qué pasa porque así lo único que conseguiremos será quedarnos atascados en un bucle.
Así que podríamos comenzar por;

- Entrenar la autoestima. Valora que es lo que haces bien, y entrena para mejorar más aún. Toda persona hemos nacido con unas habilidades, solo es necesario saber sacarles partido. Eres igual que cualquier otra persona, ni más ni menos, simplemente igual.

- Aceptar críticas. Tienes que saber que no le puedes caer bien a todo el mundo, cosa que te da miedo por eso intentas integrarte. Acepta que pueden decirte que no les gusta algo de ti, pero si tienes las ideas claras, si sabes que quieres sabrás contestarle con asertividad (decir lo que piensas con buenos modales y educación), sin que te afecte.

- Piensa quien eres, qué quieres. Si tienes claro que quieres y lo que te gusta, cuando alguien intente manipularte, será más difícil que lo consigan. Por ello, escúchate y dedícate tiempo a conocerte.

- Si no tienes ganas de algo…; si no tienes ganas de hacer algo, nunca lo hagas a la fuerza. Si finalmente te inclinas a hacerlo que sea porque tú realmente quieres.

- ¿Tímido?; Eres capaz de expresarte igual que cualquiera de esas personas a las que admiras. Solo tienes que abrir la boca y comenzar a hablar. Decir lo que quieres de forma segura y clara, no es malo. Solo es cuestión de modales.

Patricia Gómez

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