El Zalamea CF culminó en la noche de ayer el ascenso a Preferente tras derrotar por 3 – 0 al Bollullos CF. El Manuel Perea Anta registró una entrada histórica y la fiesta se prolongó posteriormente a la finca de “El Romerito”.
El triunfo alcanzado ayer domingo por el Zalamea CF, es la consolidación de un proyecto que viene labrándose desde hace varios años, un grupo de chavales con mucha ilusión y con unos lazos de amistad lo suficientemente fuertes como para lograr sobreponerse a todo tipo de dificultades. Jugadores, ya retirados, como Carlos, Moi, José Javier, Vicente y José han servido de ejemplo a toda una generación de futbolistas para que, desde la humildad, amen unos colores…los de su pueblo.
Otro de los valores en alza que tiene este club en la actualidad es el frente común que han emprendido Juan y toda su cúpula directiva; un trabajo heredado de Severiano que han sabido reconducir para poner al Zalamea Cf como un equipo de moda, capaz de enfrentarse a nuevos proyectos y de seguir conservando sus señas de identidad…la humildad.
No podríamos pasarnos de largo la aparición de Manuel Rocha, un entrenador extraordinario en todos los sentidos, que le ha dado al club una dimensión inimaginable hace apenas dos años. El míster riotinteño, desde su llegada el año pasado con la temporada empezada, ha sabido conectar con el grupo y sus lecciones de fútbol no han dejado indiferente a nadie. El público sale siempre satisfecho del Perea Anta, y la apuesta ofensiva y de toque ha calzado a la perfección con unos jugadores que venían demandando que el balón se echara abajo.
Todos estos componentes, han servido para que la hinchada zalameña crezca en número y entusiasmo. La labor del club no hay que medirla solo en logros y triunfos, también hay que valorar la parte humana, y aquí ya éramos los mejores.
Una noche mágica
Tras el choque de ida, en Bollullos, el ambiente había decaído algo no por el resultado, sino por la forma en que se había conseguido. Como ya publicamos en este diario, tras ir ganando por 0 – 2 al descanso, el equipo zalameño cayó estrepitosamente por 3 – 2.
El partido se las traía y la desconfianza se veía acentuada por coincidir con la festividad de El Romerito. Pero cuando el equipo saltó al campo y vio la grada, esa marea roja que no ha abandonado al equipo durante todo el año; el espíritu épico envolvió el ambiente para culminar una de esas noches históricas que quedan para el recuerdo. Había que trabajar y luchar….
Los nervios se notaron en la primera mitad y el equipo no tenía frescura de ideas a la hora de crear peligro sobre la meta rival. Pocos acercamientos y mucho oficio del Bollullos que venía con las consignas bien claras. La grada en su amplia mayoría rojilla, no cesaba de animar pero la impotencia hizo mella para que al vestuario se palpara algo de desazón.
La arenga del vestuario tuvo que ser de esas que gustan verlas; Rocha sabía que había llegado el momento de apretar de una vez por todas para culminar el largo trabajo que había comenzado por el mes de agosto en pretemporada… 45 minutos para alcanzar la gloria.
El Zalamea de la segunda mitad salió valiente y con decisión, los nervios se habían quedado aparcados en la caseta, y ahora tocaba jugar al fútbol. Eso que también saben poner en práctica estos chavales sobre el tapete verde de un estadio que tiene en un palco de honor a Manuel Perea Anta y Severiano.
Las internadas por banda de Josep y Portu desarbolaron el entramado defensivo del Bollullos y por el centro Rubén y Pablo comenzaban a tener presencia. Con el equipo volcado arriba y los jugadores blanquiazules achicando balones, llegó el primer chupinazo de alegría. Pablo, tras sufrir penalti y no tener intención de caerse, se fue al córner para botar el balón al corazón del área. El capitán zalmaño le indicó a sus jugadores que el balón lo iba a poner en el primer palo, pero Pablo es de esos jugadores en peligro de extinción, capaz de sacar de lo trivial las genialidades más asombrosas. Su balón describió una parábola endiablada y el balón se introdujo en la portería visitante…1 – 0 y explosión de júbilo que pudo oírse en varios kilómetros a la redonda. No hacían falta móviles para hacer llegar la alegría zalameña al campo de El Campillo, que jugaba su eliminatoria frente al Villablanca…
En pleno desconcierto visitante, y tras una ocasión manifiesta de gol del equipo zalameño en el interior del área, el rechace le vino a Pablo “que había ido un momento a su casa”, y desde ahí con un chut “made de la casa”, el 10 zalameño la introdujo dentro para explotar el segundo chupinazo de la noche. Locura en el Perea Anta, que a estas alturas era un autentico manicomio.
Y cuando no habíamos llegado al 20 de partido, llegó el momento de gloria para una promesa en firmes que está causando sensación allí donde juega. Aitor, tras una magnífica jugada de Portu por banda derecha abrió las puertas del cielo tras ponerla dentro y llorar con el escudo en la mano camino de la grada. 3 – 0 en el marcador y tercer chupinazo ensordecedor de la noche. Noche que estaba siendo mágica…
En los minutos que le siguen, podíamos distraernos con alguna escaramuza impetuosa de un rival herido, o una galopada de Portu; pero el trabajo estaba hecho…las caras en la grada reflejaban la alegría de una consecución y se vieron escenas que quedarán grabadas por mucho tiempo en la memoria. La fiesta se prolongó hasta que el árbitro pitó el final; ya que tras agotar el tiempo reglamentario la fiesta se torno en apoteosis…
La afición más fervorosa y joven saltó al campo para abrazarse con los jugadores y sobre el verde se hizo una piña interminable donde se derramaron alguna que otra lágrima de alegría.
Estos chavales que ayer vimos celebrarlo por los carriles de la finca de El Romerito, merecen el apoyo de su pueblo. Ésa afición de periódicos y de PPV que tanto bien le podía hacer a un club humilde como el Zalamea CF. Fue bonito ayer ver en la grada un bombo de una peña futbolística del pueblo animar sin desazón; ese tipo de gestos deben seguirse produciendo en lo venidero para que el equipo del pueblo se sienta respaldado de verdad, y para que sus jugadores, esos que vemos por la calle, en el trabajo, o en un bar sepan que el mejor sueldo o prima es ¡Sentir el orgullo de su pueblo!