lunes, 15 de febrero de 2016

Huérfanos

De vez en cuando llegaban a mis manos en la Cataluña de emigración, las ansiadas hojas de “La Voz de Zalamea”. Las devoraba con avidez, para después con mas calma saborear todas y cada una de sus noticias, sus rancias fotos y todo cuanto en sus negras letras hacía referencia a mi querido pueblo.
Esas hojas eran como oasis en medio de los largos años mientras llegaban las ansiadas vacaciones que no siempre nos podíamos permitir el podernos desplazar por motivos económicos u otras causas.
Esas hojas, que nos unían a los emigrados a nuestro pueblo, como un cordón umbilical (que en mi caso nunca fue cortado), nos hacia sentirnos mas cerca en la distancia.

Cuando llegaban a nuestras manos, era...como un regalo, lo habríamos con manos temblorosas deseosos de ver su contenido, y entre sus paginas recorríamos con sus fotos, sus letras y nuestros recuerdos todo el entorno. En esas hojas.... veíamos, olíamos, y hasta escuchábamos...los sonidos, de nuestros campos, las cigüeñas en nuestra hermosa torre...los zagales jugando por entre sus calles....tantos y tantos recuerdos de infancia.

Un día, el destino me sorprendió y todas aquellas sensaciones que emanaban de entre las entrañables paginas, como si se tratara de un bonito cuento, se hicieron realidad.
Y e aquí que de pronto...de soñar...pase a renacer y revivir los sueños, !!había regresado a mi Zalamea!!.

Naturalmente no era la que dejé al final de los 50, ni yo era aquel zagal(“demonio”)travieso.
Desde que regresé una cosa tenia fija, era comprar todos los meses con mis propias manos esa “Voz de Zalamea” que tantas satisfacciones me dio.

En mi soledad buscada a mi regreso, ademas de empaparme de pueblo, me dio por escribir; lo hacia como entretenimiento, pero el escribir para uno es como contarse un chiste, no tiene gracia.
Así que un día después de poner mi impresión mediante un escrito sobre mi primer “romerito”, me paso por la cabeza el llevarlo a “La Voz”pero desequida lo deseché, sabia que no era bueno que estaba lleno de faltas de ortografía y me daba mucho respeto y vergüenza, pero por otro lado me decía ¿y porque no?,el escribir como el hablar no es tan importante como lo haces sino lo que dices.
Me arme de valor, cogí el folio, lo metí en un sobre, le estampe, “para la redacción de “La Voz de Zalamea” y tras pasar varias veces por la puerta de Vicente, con mano temblorosa lo deslice por debajo de la puerta. Me marche presuroso como si hubiese hecho algo ilegal.

Ese mes se me hizo eterno, me preguntaba...lo publicaran?,estaba ansioso y a la vez temeroso de ver un escrito mio en esa parte importante de la cultura y la vida de mi pueblo.
Pregunte varias veces, hasta que un día me dijeron que ya estaba a la venta; fui raudo a comprarla, y nervioso pasaba las páginas y no veía el escrito, pensé... es natural no ha gustado, pero sorpresa al cerrar la revista, observo una foto mia en la contraportada, así como el escrito (en aquella época el director era Marcos) y no solo eso sino que Vicente había puesto unas bonitas palabras referidas a nuestra infancia. Creo que se me saltaron las lagrimas.

Mi querido Vicente Toti (e hijos),quiero que estas sinceras letras os sirva para saber la importancia (que quizás muchos no han sabido valorar),que tenia esa hermosa revista, daros las gracias por el bien que habéis hecho a mucha gente en veinticinco años de la historia de este pueblo, que por siempre quedara impreso en esas hermosas hojas de las cuales me siento orgulloso de ser participe  en algún modo . Ahora a pocas fechas de un año de su desaparición (esperemos de verdad que sea un hasta pronto) quiero que sepáis que nos sentimos huérfanos y a la vez orgullosos por tener gente como vosotros.
Vicente Carrasco Soldado. (EL DEMONIO)

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