Aquí está mi verano, la diferencia que traigo de la ciudad y encontré en Zalamea la real sería muy larga de explicar así que más o menos me salió esto... espero que os guste...sobre todo me gustaría deciros que cada día que paseo, que cada día que saludo a mis vecinos, me siento más orgullosa de haber tenido el valor de meter mis cosas en una maleta y coger la mano de mis hijos y venirme a vivir a Zalamea la real con un zalameño maravilloso...
Sí existe todavía
Cuando era pequeña mis padres me explicaban su niñez vivida en tierras andaluzas casi siempre eran anécdotas del verano, porque en esta época del año el tiempo era mágico o al menos eso me trasmitían. Ellos cuentan que se jugaba de noche en medio de la calle, al escondite o policías y ladrones (que barbaridad pensaba yo) me explicaban que el sol era tan implacable durante el día que mi madre se tiraba todo el año con el rastro que este le dejaba en los pies, unos zapatos blanquitos cuando se descalzaba sus sandalias de goma…
-Mama eso ya no existe, como van a estar los niños solos en la calle de noche y de día.-Le decía yo.
- No pasaban coches y los vecinos eran todos más que vecinos, todos nos ayudábamos y nos preocupábamos como si fuéramos una familia gigante.-Me contestaba ella recordando aquellos días.
- Eso no existe ya, mama.-Le volvía a decir yo.
Callaba con mi comentario, porque estaba tan lejos de aquellos días y de su tierra, que quizás fuera verdad que eso ya no era como ella lo recordaba. Los tiempos han cambiado tanto y viviendo en una ciudad la gente esta tan cerca y tan distante al mismo tiempo…
Quien me lo iba a decir que a mis 36 años y verdaderamente sin creer que eso existiera vine a parar a Zalamea la Real...
Hace tres veranos atrás descubrió este rincón mi hermana Gloria, en unas vacaciones huyendo de todo aquello que tuviera que ver con el ritmo atroz que acompaña la ciudad vino a parar unos días en La caldera vieja, sus llamadas por teléfono en aquellos días de vacaciones fueron espectaculares cada día un par de veces explicándome como era la gente de este pueblo. Mis sobrinas hicieron una amiga muy especial y queriendo mantener después de las vacaciones ese contacto con ella y con esta tierra, siguieron hablándose vía internet. Hay aparecimos un día en una pequeña pantallita de cámara web un montón de desconocidos en el salón de casa…
Un año después estaba yo viviendo mi primer verano en Zalamea la Real…Cogiendo el teléfono y explicándote:
Que si mama que sí, es verdad que aquí es todo diferente, el color, los olores, la alegría y la sencillez de la gente, hace que la vida se convierta en un ejemplo a seguir.
Que si mama que sí, qué tenías razón, los niños pueden jugar en la calle y si el día no te deja disfrutar por este sol abrazador le robamos el tiempo a la noche.
Que si mama que sí, que tenias toda la razón los vecinos son más que vecinos, a la gloria se lo demostró la familia de la Blanca y a mí me lo demostró la familia Campos, no pasa un día que estos vecinos te demuestren lo que aquí se llama “buena gente” y ese humor andaluz que la Fátima tanto nos enseña y nos hace sentir. Me queda mucho por aprender de esta gente, me queda por aprender la cosa más sencilla del mundo, disfrutar de la vida.
Y mama mis hijos hoy juegan corriendo por las calles de Zalamea la Real igual de noche que de día al “poli ladrón” lo que para ti eran policías y ladrones… quizás el verano esté para eso mismo para disfrutarlo como un niño…
Mercedes Ortiz
Sí existe todavía
Cuando era pequeña mis padres me explicaban su niñez vivida en tierras andaluzas casi siempre eran anécdotas del verano, porque en esta época del año el tiempo era mágico o al menos eso me trasmitían. Ellos cuentan que se jugaba de noche en medio de la calle, al escondite o policías y ladrones (que barbaridad pensaba yo) me explicaban que el sol era tan implacable durante el día que mi madre se tiraba todo el año con el rastro que este le dejaba en los pies, unos zapatos blanquitos cuando se descalzaba sus sandalias de goma…
-Mama eso ya no existe, como van a estar los niños solos en la calle de noche y de día.-Le decía yo.
- No pasaban coches y los vecinos eran todos más que vecinos, todos nos ayudábamos y nos preocupábamos como si fuéramos una familia gigante.-Me contestaba ella recordando aquellos días.
- Eso no existe ya, mama.-Le volvía a decir yo.
Callaba con mi comentario, porque estaba tan lejos de aquellos días y de su tierra, que quizás fuera verdad que eso ya no era como ella lo recordaba. Los tiempos han cambiado tanto y viviendo en una ciudad la gente esta tan cerca y tan distante al mismo tiempo…
Quien me lo iba a decir que a mis 36 años y verdaderamente sin creer que eso existiera vine a parar a Zalamea la Real...
Hace tres veranos atrás descubrió este rincón mi hermana Gloria, en unas vacaciones huyendo de todo aquello que tuviera que ver con el ritmo atroz que acompaña la ciudad vino a parar unos días en La caldera vieja, sus llamadas por teléfono en aquellos días de vacaciones fueron espectaculares cada día un par de veces explicándome como era la gente de este pueblo. Mis sobrinas hicieron una amiga muy especial y queriendo mantener después de las vacaciones ese contacto con ella y con esta tierra, siguieron hablándose vía internet. Hay aparecimos un día en una pequeña pantallita de cámara web un montón de desconocidos en el salón de casa…
Un año después estaba yo viviendo mi primer verano en Zalamea la Real…Cogiendo el teléfono y explicándote:
Que si mama que sí, es verdad que aquí es todo diferente, el color, los olores, la alegría y la sencillez de la gente, hace que la vida se convierta en un ejemplo a seguir.
Que si mama que sí, qué tenías razón, los niños pueden jugar en la calle y si el día no te deja disfrutar por este sol abrazador le robamos el tiempo a la noche.
Que si mama que sí, que tenias toda la razón los vecinos son más que vecinos, a la gloria se lo demostró la familia de la Blanca y a mí me lo demostró la familia Campos, no pasa un día que estos vecinos te demuestren lo que aquí se llama “buena gente” y ese humor andaluz que la Fátima tanto nos enseña y nos hace sentir. Me queda mucho por aprender de esta gente, me queda por aprender la cosa más sencilla del mundo, disfrutar de la vida.
Y mama mis hijos hoy juegan corriendo por las calles de Zalamea la Real igual de noche que de día al “poli ladrón” lo que para ti eran policías y ladrones… quizás el verano esté para eso mismo para disfrutarlo como un niño…
Mercedes Ortiz