“Muy buenas noches a todas y todos y bienvenidos a este Teatro Municipal Ruiz Tatay”….Este fue el comienzo de Marcos Toti sobre el escenario poco antes de que se abriera el telón, haciendo referencia a la celebración que hace Zalamea la Real de El Día de La Constitución Española….”Este debe ser uno de los actos más importantes dentro de la sociedad de nuestro país, ya que con él rememoramos la capacidad que en 1.978 tuvimos los españoles y españolas de pasar página a los 40 negros años de dictadura y dar el paso decisivo hacia la democracia. Todos sabemos que esta Constitución del 78 no es perfecta. Somos conscientes que tenemos que hacer fuerza, cada cual en su ámbito, para que se profundice en muchos de sus artículos que, desafortunadamente, no se cumple a cien por cien como son aquellos que tratan del derecho a una vivienda digna, el derecho al trabajo, la no discriminación por cuestión de sexo, creencias…..También es verdad que, además de seguir profundizando en ella y exigir que se cumpla cada día más, tenemos todo el derecho del mundo a modificarla, retocarla, pero siempre en el marco de la paz y sobre todo en el de la solidaridad entre los diferentes territorios de nuestro país. Esa será la única manera de construir una sociedad que cada día sea mas justa y sin desigualdades.”….El alcalde, prosiguió con su discurso, congratulándose de anunciar el espectáculo que vendría a continuación, una vez que se encendieran los focos….”hemos hecho un gran esfuerzo, que sin duda hará historia”….
La primera ópera celebrada en nuestro pueblo, tuvo, en la noche de ayer, una gran acogida por el público zalameño, ávido de contemplar una de las más singulares puestas en escena dentro del panorama cultural, una gran ópera. Y como tal hay que narrarla, porque lo vivido ayer en El Teatro Ruiz Tatay no dejó indiferente a nadie.
Un gran número de zalameños y zalameñas asistieron expectantes al remozado Ruiz Tatay, ocupando ¾ partes de las butacas del teatro.
Dicen que la primera sensación al contemplar una ópera, marca de por vida a los asistentes, espectáculo que para unos se convierte en un dilatado tedio, y sin embargo, para otros en una colosal obra con un grandísimo atractivo.
Don Giovanni, por lo visto ayer en nuestro teatro, tuvo, a tenor de las grandes ovaciones, un gran éxito en el público asistente, que despidió a los artistas con gran entusiasmo. La opereta es un teatro musical, animado y satírico, cuya característica fundamental es contar con una trama argumental inverosímil y disparatada que enganche rápidamente a los espectadores. Y eso consiguieron, desde el escenario, los componentes de esta nutrida compañía ucraniana, que derrochando talento plasmaron a la perfección la tórrida vida de un mujeriego ávida de conquistas. En el transcurrir de la obra, las partituras desgarradoras del genial compositor austriaco aceleraban el corazón pasional de un Don Juan indómito e incorregible, consiguiendo que la sangre latina fluyera incontrolada en los sopranos del este. Todo ello cuidado con una gran plasticidad escenográfica, envolviendo “el bell canto” en un ejercicio pleno de virtuosismo y adorno. Se sabe que estas artes son muy difíciles de dominar, ya que el intérprete debe poseer un control absoluto del tono, agilidad, legato, registro, y respiración, pero anoche confluyeron todos los elementos necesarios para que, desde las tablas del escenario, las grandes voces de estos intérpretes líricos llenaran de calor la gélida noche de diciembre.
La primera ópera celebrada en nuestro pueblo, tuvo, en la noche de ayer, una gran acogida por el público zalameño, ávido de contemplar una de las más singulares puestas en escena dentro del panorama cultural, una gran ópera. Y como tal hay que narrarla, porque lo vivido ayer en El Teatro Ruiz Tatay no dejó indiferente a nadie.
Un gran número de zalameños y zalameñas asistieron expectantes al remozado Ruiz Tatay, ocupando ¾ partes de las butacas del teatro.
Dicen que la primera sensación al contemplar una ópera, marca de por vida a los asistentes, espectáculo que para unos se convierte en un dilatado tedio, y sin embargo, para otros en una colosal obra con un grandísimo atractivo.
Don Giovanni, por lo visto ayer en nuestro teatro, tuvo, a tenor de las grandes ovaciones, un gran éxito en el público asistente, que despidió a los artistas con gran entusiasmo. La opereta es un teatro musical, animado y satírico, cuya característica fundamental es contar con una trama argumental inverosímil y disparatada que enganche rápidamente a los espectadores. Y eso consiguieron, desde el escenario, los componentes de esta nutrida compañía ucraniana, que derrochando talento plasmaron a la perfección la tórrida vida de un mujeriego ávida de conquistas. En el transcurrir de la obra, las partituras desgarradoras del genial compositor austriaco aceleraban el corazón pasional de un Don Juan indómito e incorregible, consiguiendo que la sangre latina fluyera incontrolada en los sopranos del este. Todo ello cuidado con una gran plasticidad escenográfica, envolviendo “el bell canto” en un ejercicio pleno de virtuosismo y adorno. Se sabe que estas artes son muy difíciles de dominar, ya que el intérprete debe poseer un control absoluto del tono, agilidad, legato, registro, y respiración, pero anoche confluyeron todos los elementos necesarios para que, desde las tablas del escenario, las grandes voces de estos intérpretes líricos llenaran de calor la gélida noche de diciembre.