El “partido trampa” frente al Aroche se puso cuesta arriba con un 0-3 que se cernía en derrota. Los de Rocha, en una segunda mitad épica, remontaron en apenas diez minutos y pudieron conseguir la victoria en los instantes finales.
Tras las victorias recientes y la euforia alcanzada, el enfrentamiento de ayer frente al Aroche suponía una prueba importante para la plantilla del Zalamea, que contaba con bajas significativas. Rocha de salida, no pudo contar con la ya sabida de José Javier, Rubén en la medular y Pirulo por sanción.
El equipo saltó motivado y espoleado desde la grada, y en pocos minutos creo ocasiones de gol para ponerse por delante, a destacar el intento de vaselina de Jairo por el costado izquierdo que salió por poco; y una inmejorable ocasión de Pablo Matilla delante del marco, que se “hartó de balón” y la mandó a las nubes.
Tras el ímpetu local de inicio, los arocheños comenzaron a poner cerco sobre la portería de Juan. Con gente rápida y habilidosa, el Aroche creó peligro con balones colgados sobre la espalda de Alex e Isaac (sustituto de José Javier). Cuando apenas había pasado un cuarto de hora, llegó el 0-1 de penalti. Isaac zancadilleó a un rival dentro del área y el colegiado decretó la pena máxima. Juan Centeno en la portería estuvo a punto de atajar el balón, pero pese a su acertada estirada entró rozando en palo.
Tras el gol, el Zalamea se vino abajo, y el Aroche jugó sus mejores minutos a base de internadas rápidas por banda, que cogían descolocada a la defensa local. Los de Rocha apenas llegaban y sus escarceos en ataque se perdían en un mar de dudas; su medular, algo lenta en la tarde de ayer, no trenzaba y apenas había conexión entre líneas. Antes de llegar al descanso, cual jarro de agua fría, llegó el 0-2 para el Aroche, en una jugada por la derecha que terminó entrando con un chut desde la frontal.
Al descanso se llegó con el marcador en contra y la lesión de Isaac, que recibió un fuerte golpe a la altura del oído y tuvo que ser sustituido. Por el espigado defensa zalameño saltó Muñiz, y Pablo Matilla se vio obligado a retrasar su posición para ocupar puesto de central. El equipo entró con otra actitud, enchufados y con esperanzas de remontada. La ocasión más clara vino de las botas de Muñiz, que mandó el balón al palo tras botar una falta desde la frontal.
Sin apenas tiempo para lamentar la ocasión, el Aroche por banda izquierda y tras una excelente jugada individual, anotaría el 0-3. Una autentica losa para el equipo zalameño y su grada, que veían como se escapaban todas las ilusiones.
Momentos mágicos del Zalamea
En el ambiente flota este año algo grande, la gesta está a la vuelta de la esquina, y el equipo físicamente está a tope. Dolido en el orgullo, surgieron los mejores momentos del encuentro; los de Rocha pusieron cerco en el área rival y las llegadas se multiplicaban en busca de un gol que diera vida a la esperanza. Al campo había saltado Alex, un joven fichaje del Riotinto Empresa, que a sus 18 años se encuentra totalmente recuperado de una lesión de ligamentos. En sus venas tiene gol, y Rocha, valedor de su adquisición, lo puso arriba para que enganchara cualquier balón en las inmediaciones del área. Con pocos minutos sobre el verde, y al saque de un córner, Alex consiguió rematar de forma certera para meterla entre el palo y la estirada del portero; 1-3 en el marcador y voces de ánimo desde el banquillo para creer en la remontada.
Cuando apenas habían acallado las palmas en la grada, Alex Oliva de excelente remate al saque de otro córner mete el balón en las mallas para establecer el 2-3 (minuto 60). Todo estaba de cara, y el equipo creía ciegamente en la remontada. Portu, en estado de inspiración, engancha un derechazo desde la frontal y el balón se envenena para hacérselo imposible al guardameta arocheño. 3-3 en el marcador y alegría generalizada; la proeza se había consumado.
Ahora quedaba el tiempo suficiente para meter el cuarto, pero después del tremendo esfuerzo realizado el equipo decayó considerablemente y las ocasiones se fueron diluyendo con el paso de los minutos.
Finalmente se llegó al término del encuentro con el empate en el marcador, un punto, que de la manera que se consiguió, es importante para seguir sumando de cara al objetivo. La hinchada local despidió al equipo con una ovación y los jugadores se fueron a la caseta satisfechos por el esfuerzo y concienciados para que esta situación adversa no se vuelva a repetir. Queda poco y los despistes se pueden pagar caros.
Tras las victorias recientes y la euforia alcanzada, el enfrentamiento de ayer frente al Aroche suponía una prueba importante para la plantilla del Zalamea, que contaba con bajas significativas. Rocha de salida, no pudo contar con la ya sabida de José Javier, Rubén en la medular y Pirulo por sanción.
El equipo saltó motivado y espoleado desde la grada, y en pocos minutos creo ocasiones de gol para ponerse por delante, a destacar el intento de vaselina de Jairo por el costado izquierdo que salió por poco; y una inmejorable ocasión de Pablo Matilla delante del marco, que se “hartó de balón” y la mandó a las nubes.
Tras el ímpetu local de inicio, los arocheños comenzaron a poner cerco sobre la portería de Juan. Con gente rápida y habilidosa, el Aroche creó peligro con balones colgados sobre la espalda de Alex e Isaac (sustituto de José Javier). Cuando apenas había pasado un cuarto de hora, llegó el 0-1 de penalti. Isaac zancadilleó a un rival dentro del área y el colegiado decretó la pena máxima. Juan Centeno en la portería estuvo a punto de atajar el balón, pero pese a su acertada estirada entró rozando en palo.
Tras el gol, el Zalamea se vino abajo, y el Aroche jugó sus mejores minutos a base de internadas rápidas por banda, que cogían descolocada a la defensa local. Los de Rocha apenas llegaban y sus escarceos en ataque se perdían en un mar de dudas; su medular, algo lenta en la tarde de ayer, no trenzaba y apenas había conexión entre líneas. Antes de llegar al descanso, cual jarro de agua fría, llegó el 0-2 para el Aroche, en una jugada por la derecha que terminó entrando con un chut desde la frontal.
Al descanso se llegó con el marcador en contra y la lesión de Isaac, que recibió un fuerte golpe a la altura del oído y tuvo que ser sustituido. Por el espigado defensa zalameño saltó Muñiz, y Pablo Matilla se vio obligado a retrasar su posición para ocupar puesto de central. El equipo entró con otra actitud, enchufados y con esperanzas de remontada. La ocasión más clara vino de las botas de Muñiz, que mandó el balón al palo tras botar una falta desde la frontal.
Sin apenas tiempo para lamentar la ocasión, el Aroche por banda izquierda y tras una excelente jugada individual, anotaría el 0-3. Una autentica losa para el equipo zalameño y su grada, que veían como se escapaban todas las ilusiones.
Momentos mágicos del Zalamea
En el ambiente flota este año algo grande, la gesta está a la vuelta de la esquina, y el equipo físicamente está a tope. Dolido en el orgullo, surgieron los mejores momentos del encuentro; los de Rocha pusieron cerco en el área rival y las llegadas se multiplicaban en busca de un gol que diera vida a la esperanza. Al campo había saltado Alex, un joven fichaje del Riotinto Empresa, que a sus 18 años se encuentra totalmente recuperado de una lesión de ligamentos. En sus venas tiene gol, y Rocha, valedor de su adquisición, lo puso arriba para que enganchara cualquier balón en las inmediaciones del área. Con pocos minutos sobre el verde, y al saque de un córner, Alex consiguió rematar de forma certera para meterla entre el palo y la estirada del portero; 1-3 en el marcador y voces de ánimo desde el banquillo para creer en la remontada.
Cuando apenas habían acallado las palmas en la grada, Alex Oliva de excelente remate al saque de otro córner mete el balón en las mallas para establecer el 2-3 (minuto 60). Todo estaba de cara, y el equipo creía ciegamente en la remontada. Portu, en estado de inspiración, engancha un derechazo desde la frontal y el balón se envenena para hacérselo imposible al guardameta arocheño. 3-3 en el marcador y alegría generalizada; la proeza se había consumado.
Ahora quedaba el tiempo suficiente para meter el cuarto, pero después del tremendo esfuerzo realizado el equipo decayó considerablemente y las ocasiones se fueron diluyendo con el paso de los minutos.
Finalmente se llegó al término del encuentro con el empate en el marcador, un punto, que de la manera que se consiguió, es importante para seguir sumando de cara al objetivo. La hinchada local despidió al equipo con una ovación y los jugadores se fueron a la caseta satisfechos por el esfuerzo y concienciados para que esta situación adversa no se vuelva a repetir. Queda poco y los despistes se pueden pagar caros.