Recuerdo que cuando llegaba el verano, depende de la edad que tuvieras tenias que ayudar a tu madre a limpiar la casa, algo que no me gustaba pero estaba obligada a hacerlo.
Los veranos de mi niñez los recuerdo muy amenos porque nos pasábamos jugando todo el día hasta altas horas de la noche con familiares y vecinos.
Algo muy peculiar de los veranos en Zalamea era cuando acudíamos todos los domingos por la tarde a la plaza para escuchar los conciertos que daba la banda municipal de Zalamea la Real y algo que me llamaba la atención de este evento era el bombo que tocaba Cerso al ser un instrumento de una gran dimensión siempre me quedaba anonadada mirándolo.
Otra nostalgia que se viene a mi mente son los sábados y domingos por las tardes que acudíamos al cine de verano que se ubicaba en la plaza de los toros, una anécdota es que sólo podíamos acudir al cine mi hermano y yo sólo uno de los dos días y no todos los fines de semana ya que la economía de nuestro hogar no daba para tantos gastos.
También recuerdo con gran anhelo las noches que pasábamos en la encina de la loca con nuestros vecinos comiéndonos unas sandias y contando historias los mayores.
En las noches frescas de verano los niños/as de la calle jugábamos en la calle ya que no había tantos coches como ahora, algunos de los juegos eran: saltar a la china, a pies quietos, la guerra de las calles etc. y cuando nos cansábamos de jugar cogíamos nuestras respectivas sillas y los vecinos/as nos contaban historias y adivinanzas, luego Antonia “la zolla” nos ponía un cine con dibujos animados que tenia de su hijo Emilio y así nos entreteníamos hasta que nuestras madres nos llamaban para irnos a la cama.
Los veranos de mi niñez los recuerdo muy amenos porque nos pasábamos jugando todo el día hasta altas horas de la noche con familiares y vecinos.
Algo muy peculiar de los veranos en Zalamea era cuando acudíamos todos los domingos por la tarde a la plaza para escuchar los conciertos que daba la banda municipal de Zalamea la Real y algo que me llamaba la atención de este evento era el bombo que tocaba Cerso al ser un instrumento de una gran dimensión siempre me quedaba anonadada mirándolo.
Otra nostalgia que se viene a mi mente son los sábados y domingos por las tardes que acudíamos al cine de verano que se ubicaba en la plaza de los toros, una anécdota es que sólo podíamos acudir al cine mi hermano y yo sólo uno de los dos días y no todos los fines de semana ya que la economía de nuestro hogar no daba para tantos gastos.
También recuerdo con gran anhelo las noches que pasábamos en la encina de la loca con nuestros vecinos comiéndonos unas sandias y contando historias los mayores.
En las noches frescas de verano los niños/as de la calle jugábamos en la calle ya que no había tantos coches como ahora, algunos de los juegos eran: saltar a la china, a pies quietos, la guerra de las calles etc. y cuando nos cansábamos de jugar cogíamos nuestras respectivas sillas y los vecinos/as nos contaban historias y adivinanzas, luego Antonia “la zolla” nos ponía un cine con dibujos animados que tenia de su hijo Emilio y así nos entreteníamos hasta que nuestras madres nos llamaban para irnos a la cama.
Leo Rodríguez Ramirez.