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La edades muy repartidas debajo de la Virgen, padres e hijos, amigos, compañeros al fin y al cabo todos. Nuestro grupo de aguadores ya rodean el paso una vez sale a las calles del pueblo. ¡Cuántas veces os tendremos que agradecer aliviar nuestra sed, en esas horas que hemos portado por las calles el palio de María Santísima! Con lo pequeños y pequeñas que son, que grandes han demostrado ser. Gracias. La procesión pasa por la calle de la Plaza, calle el caño, hacia la calle sevilla y de ahí al paseo redondo. Las primeras sensaciones, emociones, sentimientos a flor de piel, que compartimos como lo que somos, un grupo unido.
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“ Dios te salve maría,…..” así cantaba la banda, los costaleros y más de un y una zalameña. Luego la chicotá dedicada a las madres, a la de todos y a las de cada uno. Y así camino hacia el jardín, con los cuerpos ya asentados, con el peso que hacia flaquear las fuerzas, que se recuperaban entre el ánimo de la cuadrilla, se recuperaba entre todos. Y después, cuando caminábamos a la entrada, regalamos a nuestra banda Don Justo Ruiz una sincera, cariñosa y sentida levantá para premiar su acompañamiento, su buen hacer y su arte con letras mayúsculas. La última levantá y nos lo van a perdonar todos y todas, fue para nosotros, para nuestros capataces y contraguía, para nuestros compañeros del nazareno, fue para los costaleros de Zalamea, por lo hecho y por lo que queda por hacer. Se procedió a la entrada y allí quedó la Virgen, en su casa, donde la podremos visitar el resto del año, donde nos esperará en una nueva primavera para pisar nuestras calles. Pero hoy sólo puedo sentir una cosa, un enorme orgullo del grupo de costaleros al que pertenezco, porque habrá mucho por mejorar, pero con ustedes se vive la Semana Santa durante todo el año.
Hasta pronto compañeros y amigos.