Como homenaje a los protagonistas del movimiento obrero y ecologista de la Cuenca Minera de Riotinto y como reconocimiento a aquellos hombres y mujeres que defendieron el derecho a la vida propia de los suyos y a la de su entorno natural más cercano, sirva este recuerdo que en esta fecha, y que cada año, se merecen. Fueron partícipes de una parte de nuestra Historia, que aunque con un final triste, consiguieron sensibilizar a las autoridades del problema medioambiental existente en esta comarca minera.
Los sucesos que ocurrieron el 4 de febrero de 1888 en Riotinto pasaron a la historia como la primera huelga ecologista en la historia de nuestro país. Momento en el que no existía ni la defensa de los trabajadores ni la protección del medio ambiente.
Para Zalamea y su relación con la minería, esta fecha marca un antes y un después en este conflictivo tema de las teleras, día en que se produce un hecho lamentable y que generaron un estado de conciencia de la situación a nivel nacional y el golpe decisivo, pero de cualquier modo desde esta fecha afortunadamente empieza a desaparecer este método, aunque lamentablemente fuese a costa del sacrificio de vidas humanas. Estas calcinaciones de mineral al aire libre y lavado de mineral provocaba una eleva contaminación medioambiental, ocasionando graves daños a las zonas de cultivo y al ganado. Añadirle la tala de árboles utilizados como elemento de combustión y fuente de energía.
De entre los fallecidos y desaparecidos se encontraban muchos zalameños, que en manifestación pacífica se presentaron en Riotinto protestando por los gases tóxicos sulfurosos que producían las teleras Unos hechos desgraciadamente poco conocidos y con muchos misterios, cuyo desenlace fue la carga en manos del ejercito de Pavía contra los manifestantes que protestaban de una forma festiva contra los humos y la manta que producía la quema del mineral. Estas calcinaciones al aire libre provocaban las lluvias ácidas que arruinaban sus cosechas y dañaban sus suelos.
«Salió el Gobernador al balcón una primera vez y preguntó a los trabajadores si estaban de acuerdo con su jornal. Contestaron que no. Volvió a salir y dijo que vería al director de las minas y que al día siguiente sabría el resultado. Los trabajadores dije¬ron que estaban parados hacía tres días y que deseaban saber el resultado cuanto antes. Volvió a salir una tercera vez, con el Teniente Coronel del Regimiento de Pavía, y el pueblo, creyendo que iba a decir algo, se quedó callado como en misa. Después ocurrieron las desgracias.» (El Socialista, 10 de Febrero de 1888)
Esta tragedia quedó en la memoria del pueblo que la ha ido transmitiendo de padres a hijos. Una etapa afortunadamente superada pero que no convienen olvidar, como parte de la Historia de nuestra Comarca minera.
Que no se pierda.
FOTO. Plaza de Talero
El monumento que nos recuerda aquellos hechos en Zalamea y es una Plaza a Don Juan Talero. Fue el político que más ayudó en la elaboración y publicación del decreto prohibiendo definitivamente las calcinaciones al aire libre. Aunque la última telera no se apagó hasta el año 1901 y con la utilización de nuevos sistemas de fundición más modernos y rentables.
Inaugurada oficialmente el día 20 de mayo de 1889. En 1931 se sustituyó el nombre por una efeméride: Plaza 14 de Abril, en conmemoración a la institución de la República. En 1936 se le devolvió el nombre originario de Plaza de Talero, aunque sin el busto del diputado pues había sido destruido. Hacia 1956 se repuso el busto de D. Juan Talero y se adecentó la plaza.
Juan Talero, (1859-1888)
D. Juan Talero: abogado y diputado del partido Liberal, fue un político defensor de la causa de los pueblos de la Cuenca Minera en los enfrentamientos que tuvieron contra la Compañía de Minas de Riotinto. Nació el 8 de agosto de 1859 en Bujalance, Córdoba, hijo de D. José Talero Escobar, ilustre magistrado de la provincia de Jaén y Dña. Isabel García.
Desde muy niño acusó ya una inteligencia y unas aptitudes nada comunes en un joven. Tras una brillante trayectoria escolar y estudiantil en el Instituto Provincial de Jaén, termina el grado de Bachiller en Palma de Mallorca. Entre los 14 y 19 años estudió Derecho en la Universidad de Barcelona. Todos sus esfuerzos se centran en una apasionada lucha en defensa de los oprimidos, de los desheredados. Su vocación periodística le lleva a formar parte de la redacción de "El Globo" y más tarde de "El Día" y "El Progreso".
Su gran trayectoria periodística "La Gaceta Universal" y "La Opinión" y su talento se extendió a todas las esferas nacionales. Fue elegido diputado en las elecciones generales del 4 de abril de 1886.
Junto con D. Juan Bautista Lancha, doctor en Medicina de Zalamea la Real, y D. Narciso García Castañeda de Ríotinto, Presidente de la Diputación de Huelva, ayudó a la publicación del Real Decreto que prohibió las calcinaciones al aire libre, facilitando contactos a los miembros de la Comisión Antihumos y trabajando cerca del gobierno.
Murió el 20 de mayo de 1888 en Sevilla, a los 28 años de edad aquejado de una enfermedad incurable. Posteriormente, Zalamea la Real, le dedicó una plaza que lleva su nombre.
Amigos del Patrimonio de Zalamea la Real. 2009