
Un auténtico espectáculo que fusionó el flamenco de una guitarra, el cante y un cajón, con un acompañamiento tan poco frecuente como el de una orquesta filarmónica y con la palabra, una palabra hecha pura poesía, que sirvió para que todos los allí presentes nos adentráramos aún más en un ambiente realmente mágico, capaz de transportarnos a un bello sueño que hizo despertar nuestros más profundos sentimientos.

La obra está concebida como


A continuación, la dulce voz del violonchelo, intercalada entre el grupo flamenco, creó unos bellos tangos que dieron paso a los fandangos y éstos a su vez nos llevaron de la mano de la expresiva voz de Teo

Seguidamente, el zapateado, que contrastaba con el número anterior, y así llegamos a la séptima pieza: la granaína. En este palo concebido para guitarra sola, José Raúl nos hizo disfrutar de su buen hacer como intérprete. Y para terminar con el espectáculo: una alegría y una taranta-bulería, (palo de fiesta como saben los aficionados al flamenco) donde el percusionista flamenco Fran Castilla demostró su calidad técnica y dominio en la interpretación de un espectacular solo.
El público estalló al final de la obra en aplausos y ovaciones que se prolongaron mientras saludaban todos los

Todo un lujo para el alma y el oído, para los aficionados a todas esas artes que se dieron cita la pasada noche en el llamado “Sueño Andaluz”, para los amantes de la música en general, del flamenco en particular y del poder evocador de la palabra, y para todos aquellos que, sin saber muy bien lo que iban a encontrar allí, apostaron una vez más por la cultura y dieron su apoyo a todos los que hicieron posible algo tan bello y al mismo tiempo tan difícil, que en ocasiones llegó a parecer un auténtico SUEÑO.