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….Años cincuenta; década de los sesenta….un niño se acerca al kiosco y, tras la entrega de una perra gorda y un tebeo de El Cachorro, recibe otro de El Guerrero del Antifaz, no sin antes sufrir la perorata del quiosquero acerca de cierto deterioro en la portada o manchas de pringue sobre el que ha entregado.
Niños de 7 y 8 años leen mucho en estos paupérrimos años de posguerra española, sin que el maestro les tenga que obligar a aprender aquellas enrevesadas sílabas inversas, ab, eb, ib, ob, ub…(”¡Qué difícil en la escuela!, ¡Qué fácil en el tebeo!”): “El rey no abdicó tras la victoria absoluta”… “Nuestro héroe observó el terreno”. La revista infantil llenó la imaginación del niño, justamente cuando más difícil era llenar su estómago. Y es que el tebeo, tuvo un gran protagonismo en la formación del escolar, allá por la segunda mitad del siglo XX….